Detalló que actualmente realizan diversos trabajos de restauración y estudios estructurales en los monumento históricos que resultaron afectados por los sismos del 2017 y 2018.


 El director del Centro Tlaxcala del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), José Vicente de la Rosa, aseguró que los trabajos en los templos de San José de la capital del Estado, y en el convento franciscano de Tepeyanco, concluirán el próximo año, por lo que tienen el reto en que nuevamente abran sus puertas al público en 2020.

Detalló que actualmente realizan diversos trabajos de restauración y estudios estructurales en los monumento históricos que resultaron afectados por los sismos del 2017 y 2018, en un total de nueve inmuebles que son los que mayor afectación presentaron, mientras que para el año siguiente se intervendrán otros 30 edificios con daños por el sismo.

En total el Gobierno federal ha invertido para 134 inmubeles históricos dañados y 15 más que se integraron en el Programa Nacional de Reconstrucción en este año, se invertirá en Tlaxcala 179 millones de pesos, de los cuales 81 inmuebles ya se concluyeron en su totalidad y se han reabierto al público y en próximas fechas iniciarán con el resto.

Señaló que en todos los casos en donde el INAH está realizando trabajos, tienen la meta de que sean reabiertos al público, entre ellos los de mayor afectación y que se encuentran cerrados hasta la fecha como es el templo de San José en la capital de Tlaxcala y el Convento de San Francisco en el municipio de Tepeyanco y esperan concluir con la última etapa de reparación de la Basílica de Ocotlán.

En tales casos, señaló el INAH ya concluyó con los estudios de mecánica del suelo, así como estructurales y demás que han permitido avanzar con la restauración, lo que ha dado pauta a que los inmuebles puedan ser reabiertos ya que son seguros para los feligreses, por lo que descartó que estos espacios tengan que ser cerrados definitivamente.

Citó como ejemplo, que el templo de Tepeyanco, la linternilla que tiene en la cúpula principal que tuvo el mayor daño en toda la entidad, tendrá que ser retirada debido al exceso de peso que tiene, y en consecuencia, y será sustituida por un elemento arquitectónico similar pero con materiales más ligeros, mientras que la actual se quedará en el atrio templo, para ser exhibido como un referente histórico.

De esta manera garantizó que a más tardar en el año 2020, los involucrados tendrán que concluir con los trabajos de restauración y con ello podrán abrir sus puertas nuevamente a la ciudadanía y a los feligreses.

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