Fueron ciudadanos de la capital poblana quienes respondieron a Frédéric Vacheron Oriol, representante de la Oficina de la UNESCO en México.

La destrucción del patrimonio civil edificado en el Centro Histórico se está llevando a cabo con la anuencia y omisión de actuación del ayuntamiento de Puebla y del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), respondieron ciudadanos a Frédéric Vacheron Oriol, representante de la Oficina de la UNESCO en México.

Lo anterior, tras las declaraciones del representante de la UNESCO a este medio en las que manifestó que la conservación del patrimonio no sólo es una responsabilidad de las instituciones, sino también de los ciudadanos quienes se deben movilizar cuando no quieran que desaparezca de su paisaje urbano la belleza de su arquitectura o de sus edificios.

Para leer: Llama UNESCO a ciudadanos a frenar destrucción de casonas en Puebla

A ello, Antonio Ramírez Priesca compartió en su Twitter que junto con otros ciudadanos, en reiteradas ocasiones han manifestado su inconformidad “por la terrible ola de atentados” a inmuebles del centro de la ciudad, pero las autoridades han permitido la destrucción del patrimonio.

Reveló que el 25 de enero de este año presentaron un listado de propuestas para mejorar diversos aspectos a corto, mediano y largo plazo al regidor Eduardo Covián Carrizales; a Lilia Antonio Martínez y Torres, gerente del Centro Histórico; así como a Ambrosio Guzmán Álvarez, titular del Instituto Nacional de Antropología e Historia en Puebla.

Sin embargo, el documento sólo fue contestado por oficio y no con planes concretos por lo que consideró hay anuencia y omisión del ayuntamiento de Puebla.

Por ello, exhortó a Vacheron Oriol para que la próxima vez que visite Puebla se reúna con un grupo de personas interesadas en el Centro Histórico para que descubra “la otra cara de la moneda”.




Sugieren “vigilantes del patrimonio”

En el documento sugirieron, a corto plazo, evaluar y adecuar el Programa Parcial de Desarrollo Urbano, Sustentable del Centro Histórico; regular la velocidad de la zona 30 del Centro Histórico con mecanismos físicos y tecnológicos, así como parquímetros; revisión de los permisos otorgados para la construcción de terrazas; impedir el paso de transporte público y turístico pesado por calles estrechas.

Además, la vigilancia estricta y permanente en la intervención de fachadas; regular materiales y dimensiones de anuncios comerciales y de particulares; e incluso, proponen la figura de inspectores “vigilantes del patrimonio” que alerten sobre contaminación auditiva y otras irregularidades en el Centro.

Asimismo, impulsar la conservación y restauración de inmuebles a través de la dispensa de impuestos y derechos; la semipeatonalización y ampliación de banquetas en Avenida Reforma, 16 de Septiembre y 5 de Mayo.

Proponen implementar “mega manzanas”

A mediano plazo, propusieron estaciones de autobuses turísticos que solían aparcar a un costado del zócalo sobre la 16 de Septiembre, entre Avenida Reforma y 3 Oriente; atracción de inversionistas para reactivar propiedades como viviendas; eficientar la movilidad metropolitana con un estudio origen-destino, pues refieren que aunque el 84 por ciento de los derroteros de rutas pasan por el centro de la ciudad, solo el 16 por ciento tiene como destino el centro.

Mientras que en un periodo mayor, sugirieron impulsar la generación de “mega manzanas” arborizadas y con ampliación de banquetas considerando la organización barrial en la zona, con lo cual consideran se pacificará la zona y atraerá habitantes al Centro.

Las “mega manzanas” o “súper manzanas” son células urbanas en donde la periferia se articula como si fueran vías para la circulación de vehículos motorizados, pero el interior son áreas para peatones, ciclistas y de usos diferentes  del espacio público

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