Una de las primeras barreras a la que se han enfrentado los ingenieros es a la capacidad de encontrar agua en la Luna.
La lluvia de buenas noticias para SpaceX parece no tener fin. Tras el rotundo éxito de la misión Demo-2 llevando un par de astronautas a la Estación Espacial Internacional, la NASA y sus portavoces no cesan en los guiños sobre lo buena que es la competencia entre empresas privadas, la cantidad de dinero que se ahorran y lo exitoso de las misiones.
El hecho histórico ha sentado especialmente bien dentro de la Agencia Espacial de Estados Unidos que ven una oportunidad positiva en dejar de depender de ellos mismos para los viajes espaciales y, de paso, dejar de gastar unos cuantos miles de millones de dólares ‘subcontratando’ este servicio. Y es que los costes por asiento, gracias a la fórmula de Elon Musk, han descendido considerablemente gracias principalmente a que sus cohetes son reutilizables y están fabricados con la última tecnología.
Con la primera prueba de fuego superada, Musk ya mira más allá de la Estación Espacial Internacional y está acelerando el desarrollo de su nave Starship, con la que pretende llegar a la Luna como parte del proyecto Artemis. Un programa espacial internacional que pretende llevar de nuevo humanos al satélite natural de la Tierra y que ya tiene como uno de los personajes principales al extravagante dueño de SpaceX.
La base lunar de la NASA
Durante la pasada semana han aparecido en Twitter las palabras mágicas que Elon Musk quería escuchar: «El éxito en el ahorro de costes del programa Commercial Crew está basado en el establecimiento de requisitos de alto nivel de la NASA y en dejar que las empresas privadas innoven». Provenientes nada menos que de Jim Bridenstine, administrador de la NASA. El peso más pesado la agencia espacial, designado por Donald Trump en 2017, ve con buenos ojos el trabajo realizado por SpaceX y por otras tantas empresas que luchan por los contratos multimillonarios.
A lo que prosigue: «Para la base lunar Artemis Moon, la NASA establecerá un coste por tonelada transportada y, una vez más, permitirá que las empresas innoven». Y ahí estuvo Elon Musk, al acecho para responderle apoyando su postura de la competencia por encima de todo y contra el gasto desproporcionado de la fórmula 100% gubernamental tradicional. «La contratación de resultados debe aplicarse ampliamente dentro del gobierno. La diferencia en los resultados será increíble», remataba Musk.
Estas declaraciones vienen justo tras la filtración de un correo electrónico interno de Elon Musk en la CNBC en el que informa de la nueva prioridad máxima de la compañía: Starship. La nave que promete ser el próximo buque insignia de SpaceX ya está siendo desarrollada en las instalaciones que tiene la compañía en Boca Chica, Texas. Starship es la pieza fundamental para satisfacer los próximos deseos de Elon Musk de llevar humanos más allá de la Estación Espacial y aún le queda mucho camino por recorrer.
¿Hay suficiente agua en la Luna?
Our newest water-seeking rover just booked a ride to the Moon’s South Pole.
Pittsburgh-based @Astrobotic has been selected to deliver VIPER to the Moon in 2023 in preparation for future #Artemis missions to bring humanity to the lunar surface: https://t.co/o6IrRW5KW8 pic.twitter.com/h5vGMzIFa6
— NASA (@NASA) June 11, 2020
Una de las primeras barreras a la que se han enfrentado los ingenieros es a la capacidad de encontrar agua en la Luna con la suficiente calidad y cantidad como para satisfacer las necesidades de los que la habiten.
Con este fin, la NASA y la compañía Astrobotic, están desarrollando un vehículo no tripulado que recorrerá la luna en busca de tan preciada molécula. Se espera que el lanzamiento se produzca a lo largo de 2023 como avanzadilla al citado programa Artemis que planea mandar astronautas en 2024, según ha informado la propia Agencia Espacial de Estados Unidos.
El rover -como se llama a este tipo de vehículos- Viper tiene un coste de 199.5 millones de dólares y aterrizará en el polo sur de la Luna para emprender un viaje de 100 días en busca de agua por la zona.
Los viajes de Elon Musk
Primero, y como parte del programa Artemis, a la Luna y más tarde a Marte. En este último pretende montar una colonia humana con nada menos que «un millón de personas para el año 2050», según declaró hace unos meses. Y para lograrlo ya están desarrollando varios prototipos de Starship a toda máquina. Tanto ha sido así que las primeras pruebas de una nave a escala resultaron en una explosión justo el día de antes de mandar a la EEI a los astronautas Doug Hurley y Bob Behnken abordo de la Crew Dragon. La Starship será una nave totalmente reutilizable y contará con espacio suficiente para 100 ocupantes y 100 toneladas, en diferentes configuraciones. Y lo mejor de todo es que tiene el beneplácito de la NASA para ser la empleada en los aterrizajes en la Luna.
El programa Artemis ha sido la gallina de los huevos de oro para varias compañías con ambiciones aeroespaciales. Además de la comandada por Musk, Blue Origin -compañía hermana de Amazon y dirigida por Jeff Bezos– se ha llevado un trozo importante del pastel gracias a que ganó el concurso para la fabricación de un módulo de aterrizaje lunar y Dynetics, otra gigante del mundo aeroespacial, ha hecho lo propio con el Human Landing System (sistema de aterrizaje humano).
Por su parte, la Agencia Espacial Europea a través de Airbus será la encargada de fabricar la nave Orión, la que llevará a los astronautas hasta la estación espacial de órbita lunar Gateway; donde estarán todos los equipos estadounidenses para llegar a la superficie del satélite.
Se espera que la base en la Luna comience a hacerse realidad en 2028, prácticamente cuatro años después del regreso del hombre a la Luna. Actualmente no se conocen muchos más detalles sobre esta base ni cómo se llevará a cabo, pero de lo que estamos seguros es de que Elon Musk luchará por llevar algunas de sus obras ingenieriles.
En cuanto a Marte, es un proyecto más a largo plazo pero que empleará igualmente las naves Starship. Si los planes de Elon Musk se cumplen, la primera en llegar será una cargada de materiales en 2022. Y para 2024 está planeado que el primer hombre pise el ‘planeta rojo’. Más o menos al mismo tiempo que otro humano pise de nuevo la Luna.