Hay convocados eventos para exigir a los gobernantes que implementen políticas en defensa del medioambiente.
El movimiento #FridaysforFuture nació en agosto de 2018, y con poco más de seis meses de vida ya está preparado para dar el gran salto: este viernes, 15 de marzo, hay convocada una huelga internacional en la que está llamado a participar el colectivo estudiantil de todo el planeta.
De momento, estudiantes de más de 100 países se han sumado ya a esta movilización para exigir medidas a los gobernantes para frenar el cambio climático.
Bajo lemas como ‘No hay planeta B’ o ‘La lucha contra el cambio climático no puede esperar’, esta movilización plantea la «preocupación de la juventud», explica el estudiante de Trabajo Social español Eduardo Febles, miembro de Juventud x El Clima en Canarias: «Si no tenemos un planeta, no tenemos un futuro, porque seamos como seamos todos los jóvenes del mundo tenemos el mismo problema».
¿De dónde parte esta iniciativa?
Todo partió de la iniciativa de una colegiala sueca de 15 años, Greta Thunberg, que comenzó una huelga continuada de tres semanas justo antes de las elecciones nacionales de su país.
Pedía a los partidos políticos que actuasen con urgencia para frenar la alteración climática y sus consecuencias.
Después de los comicios, su protesta continuó todos los viernes, lo que constituyó el inicio del movimiento #FridaysForFuture y #youthforclimate, al que se fueron sumando cada vez más estudiantes de su país y de otros, hasta constituir un movimiento que se ha extendido globalmente.
La figura de Thunberg, que acaba de ser nominada al Premio Nobel de la Paz, tomó aún más relevancia internacional después de su intervención el pasado diciembre en la cumbre del clima de Katovice, en Polonia.
Desde entonces en algunas ciudades europeas ya se han producido manifestaciones masivas de los alumnos como las que tuvieron lugar en febrero, que reunieron a 75.000 personas que tomaron las calles de Bruselas (Bélgica), a 10.000 que se manifestaron en La Haya (Países Bajos) o a las 30.000 que abarrotaron Berlín (Alemania).
Movimiento liderado por estudiantes Se trata de un movimiento liderado por estudiantes, son los más jóvenes los que tratan de llamar la atención de sus mayores ante un problema que consideran el más acuciante al que se enfrenta el planeta y que tendrá consecuencias para las próximas generaciones.
Además, este movimiento se enmarca también en un contexto electoral. No en todos los países, claro.
Pero en Europa el próximo 26 de mayo hay elecciones al Parlamento comunitario, y algunos Estados encaran también sus propios comicios, como es el caso de España, que en apenas un mes verá renovados sus representantes en las Cámaras legislativas, en la mayoría de sus regiones y en sus municipios.
También este 2019 se vivirán elecciones nacionales en Guatemala, Uruguay, Argentina o Bolivia.
¿A quién se dirigen?
Aunque todo el mundo es bienvenido, los estudiantes que encabezan esta protesta hacen un llamamiento dirigido sobre todo a un público concreto, relacionado con el ámbito educativo: alumnos de instituto y universidad, progenitores o tutores de menores y profesorado o personal educativo.
Así, por ejemplo, diferentes asociaciones de padres y madres del alumnado secundan proactivamente este evento.
¿Cómo se han organizado?
Aunque el movimiento nació en Suecia, enseguida se extendió por numerosos países europeos, para llegar en las últimas semanas a otros muchos países de otros continentes.
Por ejemplo, desde el equipo de Fridays for Future Perú cuentan que en su país el movimiento nació en Lima, en un principio como iniciativa de la Red Universitaria Ambiental nodo UNALM, pero que poco a poco, «se han unido distintos estudiantes de diferentes universidades, redes, colectivos, etc, trabajando unidos como un solo movimiento: Fridays for Future Perú».
En este país, otras diez ciudades se encuentran involucradas: Pucallpa, Arequipa, Ica, Ayacucho, Atalaya, Huancayo, Lamas, Puno, Tingo María y Huánuco. En España, Febles narra como todo se inició por unos jóvenes de la ciudad catalana de Gerona y cómo de forma espontánea se fueron uniendo alumnos de otras ciudades y regiones.
Además, aunque han conseguido coordinarse a nivel estatal, «aún sigue habiendo movilizaciones espontáneas que escapan de la red nacional, porque nacen desde abajo», cuenta. Por el momento son ya más de 100 los países que tienen previstas movilizaciones.
En la página FridaysforFuture.org se ofrecen un mapa con todas las convocatorias, para que todo el mundo se pueda sumar a la de su ciudad o comenzar el movimiento si todavía no está presente en su localidad. En total, 1.693 eventos están programados para este 15 de marzo.
Los países más activos son Canadá, Francia, Alemania, Italia, España, Suecia, Reino Unido y EE.UU., todos ellos con más de 50 actos programados para este viernes.
¿Por qué salen a la calle?
Estudiantes de todo el mundo emitieron una carta abierta publicada por The Guardian en la que afirman: «Nosotros, los jóvenes, estamos profundamente preocupados por nuestro futuro.
La humanidad está causando actualmente la sexta extinción masiva de especies y el sistema climático global está al borde de una crisis catastrófica».
En ella también se quejan de que a pesar de que los jóvenes constituyen más de la mitad de la población mundial, la mayoría no están «incluidos en el proceso de toma de decisiones local y global». «Somos el futuro sin voz de la humanidad», sostienen.
También hacen un llamamiento a la participación en todos los continentes, porque la crisis climática «es la mayor amenaza en la historia de la humanidad» y sostienen que ya hay gente muriendo y que morirá, por lo que afirman que no aceptarán «la inacción de los tomadores de decisiones del mundo que amenaza a toda nuestra civilización».
A pesar de que el problema que supone la aceleración del cambio climático promovido por la acción del hombre hace décadas que se debate en ámbitos académicos y que tiene irregular presencia en los medios de comunicación, se lamentan de que hasta ahora poco se ha hecho a nivel global por combatirlo.
«Los polos están derritiéndose a una velocidad insólita, las emisiones de gases de efecto invernadero y los vertederos de todo tipo no dejan de crecer, los recursos para la vida tal y como la conocemos han traspasado su zénit, la tasa de extinción de especies es de 1.000 a 10.000 veces superior a la normal –se estima que se extinguen doscientas especies cada día–, la eutrofización de los océanos y la desertificación avanzan», relatan, entre otras amenazas, en el manifiesto del movimiento español reunido en Juventud x El Clima.
Eduardo Febles lo sintetiza: «Lo que reclamamos a todos los políticos es que tomen acciones en la lucha contra el cambio climático».
Así, sostiene que ellos son jóvenes, pero saben que existen soluciones específicas: «Hay miles de estudios científicos que proponen medidas concretas», y afirma que esta «emergencia climática» requiere de «medidas radicales».
Es por ello que las exigencias de todos los estudiantes organizados no se refieren a políticas precisas, sino a que sus representantes se pongan ya manos a la obra para parar el desastre medioambiental.
Por supuesto, hay algunos puntos mínimos de partida, como dicen desde el movimiento en Perú, cuyo llamado hace hincapié en «la transición hacia tecnologías bajas en carbono y economías resilientes, en garantizar el cumplimiento del Acuerdo de París, concientizar a las autoridades políticas y poner en agenda urgentemente las acciones que se deben adoptar frente al cambio climático».
La urgencia que expresan en sus manifiestos y llamamientos públicos tiene una fecha de caducidad: 2030.
Y es que se estima que dentro de 11 años la aceleración del cambio climático ya no tendrá marcha atrás y este periodo de poco más de una década es decisivo para llevar a cabo acciones para proteger los recursos y la seguridad de las nuevas generaciones.
Así lo expresan en los manifiestos que las organizaciones de cada país han hecho públicos, como es el caso de España.
En él constatan las consecuencias que tendrá y ya está teniendo esta crisis medioambiental, como la posibilidad real de que el nivel del mar suba tres metros de aquí al año 2100.
A nivel local, en el país íbero el 74% del suelo ya está en proceso de desertificación.
Además, la acidificación del océano, el cambio en las corrientes marinas, el aumento de la temperatura y las emisiones de CO2 y otras alteraciones, están fomentando la entrada de especies invasoras y destruyendo la biodiversidad del país.
En Perú, el Acuerdo de París está en proceso de implementación, pero desde el movimiento estudiantil se denuncia que los compromisos del país «se encuentran en la parte menos estricta de su rango de participación justa» y no son suficientes para mantener el calentamiento del planeta por debajo de 2°C y mucho menos con del límite de 1,5°C.