El gen que comparten con las personas que duermen poco afecta la comunicación entre ciertas neuronas.
Desde que Brad Johnson tiene memoria, nunca ha podido dormir más de seis horas por noche. La mayoría de las noches, duerme incluso menos. Johnson, de 63 años, siempre se despierta sin un reloj despertador, se siente descansado y listo para el día.
“Si me pagaras 100 mil dólares para dormir ocho horas esta noche, no podría hacerlo”, dijo.
Él no es el único en su familia que duerme poco. Dos de sus siete hermanos también son durmientes breves naturales; él sospecha que su padre también lo era.
Hace por lo menos quince años, dijo, uno de sus hermanos se puso en contacto con un médico del sueño en la Universidad de Utah, que demostró interés por su familia, tomó muestras de sangre y realizó entrevistas en una reunión. Finalmente, investigadores identificaron a seis miembros de la familia extendida de Johnson, hombres y mujeres, que cada noche duermen un promedio de menos de seis horas, mucho menor de las ocho horas y media que las personas típicamente necesitan para funcionar óptimamente.
Los investigadores se preguntaron si había algo sobre su genética que podría ayudar a explicar cómo funciona el sueño para el resto de nosotros.
“El problema es que sabemos tan poco sobre lo que realmente es el sueño y cuál es su función”, dijo Louis Ptacek, un neurólogo en la Universidad de California, San Francisco. “A medida que identificamos más y más genes, tenemos la esperanza de que esto nos dé el panorama de un sistema, o sistemas, que son críticos para el sueño”.
Ptacek y sus colegas identificaron una mutación genética que aparece en cada miembro que experimenta pocas horas de sueño en la familia de Johnson. Cuando los científicos tomaron la versión mutada del gen y la colocaron en ratones de laboratorio, descubrieron que el ratón necesitaba una hora menos de sueño que sus hermanos que no tenían el gen.
Los investigadores, que publicaron sus hallazgos en la revista Neuron el 28 de agosto, determinaron que el gen, ADRB1, tiene una relación directa sobre cuánto sueño necesitan las personas. Sus hallazgos, afirman, podrían ser usados para diseñar terapias para ayudar a la gente con trastornos del sueño.
El estudio es el segundo en identificar una explicación genética sobre por qué algunas personas están bien con menos horas de sueño. Ying-Hui Fu, una neurocientífica en la Universidad de California, en San Francisco, que está casada con Ptacek, dirigió a un equipo que descubrió el primero hace una década. Ella también participó en este nuevo estudio.
El gen que Johnson comparte con sus hermanos que duermen poco afecta la comunicación entre ciertas neuronas. A través de estudios realizados con animales de laboratorio, los científicos ya sabían que estos intercambios son importantes para la regulación del sueño. Sin embargo, fue útil ver que cuando el sistema es naturalmente alterado en humanos, el resultado es que hay personas con diferencias reales en sus necesidades de sueño.
“Se predijo con base en estudios con animales, pero tener realmente personas que han experimentado cambios como resultado de ello es verdaderamente importante”, dijo Amita Sehgal, una neurocientífica en la Universidad de Pensilvania que estudia el sueño mediante la utilización de moscas de la fruta y no estuvo involucrada en el estudio liderado por Fu y Ptacek.
El gen específico que los miembros que duermen poco de la familia de Johnson tienen aparece en alrededor de una de cada veinticinco mil personas. Sin embargo, existen otros genes que hacen que las personas sean menos susceptibles a necesitar ocho o más horas de sueño. Por ejemplo, existe el gen que Fu descubrió hace una década. Ella dijo que desde entonces ha encontrado algunos más que aún no ha descrito en revistas revisadas por sus colegas. Sin embargo, en general, los científicos desconocen qué tan extendido está el dormir poco de manera natural. Ptacek imagina que “no es poco común, pero no tampoco supercomún”.
El objetivo de Fu es encontrar diez genes de sueño breve y aprender si existe alguna conexión entre ellos. Por ahora, el nuevo gen y el que ella descubrió en 2009 no parecen estar relacionados.
El equipo también está interesado en los rasgos de personalidad que han observado entre las familias de pocas horas de sueño que han estudiado. Los científicos todavía no tienen suficientes datos para saber si esos rasgos están asociados con necesitar menos sueño, pero informalmente, Ptacek y Fu dijeron que ellos han encontrado que las personas que naturalmente duermen poco son optimistas y enfocadas, así como resilientes contra el estrés y el dolor.
¿Podría el poco sueño de Johnson explicar su vida plena y realizada? Él disfruta de hacer senderismo, ciclismo y escalar rocas. Corre maratones. Fue el director de finanzas de la compañía de equipo para exteriores REI en el estado Washington hasta que se jubiló en 2009 y se mudó de vuelta a Utah, de donde es originaria su familia.
Dijo que ha usado las dos o tres horas extras de tiempo despierto con las que cuenta cada día para leer, trabajar y pasar tiempo con sus ocho hijos.
“Me dio tiempo adicional con mis hijos”, dijo. “La consideraría una gran bendición en mi vida”.