Las personas solitarias podrían ser identificadas en base al funcionamiento de su cerebro, indica Meyer en un comunicado del colegio.
Un estudio publicado este lunes en la revista Journal of Neuroscience señala que el cerebro de las personas solitarias representa al yo y a los demás de manera distinta a como lo hace el cerebro de las personas socialmente más activas.
Para estudiar los efectos que tiene la intensidad de la vida social en el cerebro, los autores del estudio —Meghan Meyer y Andrea Courtney, del Colegio Dartmouth y la Universidad de Stanford— con la ayuda de la imagen de resonancia magnética analizaron a 43 voluntarios, a quienes pidieron pensar en sí mismos, en cinco personas cercanas, cinco conocidos y cinco celebridades. Tras analizar los resultados del experimento llegaron a la conclusión de que el cerebro agrupa las representaciones de personas en tres conjuntos: la propia persona, su entorno social y las personas famosas a las que el sujeto no conoce directamente.
Asimismo, descubrieron que los voluntarios tenían tendencia a representar de manera más parecida a ellos mismos a las personas más cercanas. De hecho, cuando uno piensa en sus allegados se activa la corteza prefrontal medial, la región del cerebro que se asocia con el concepto del yo, explican las autoras.
Por lo tanto, las personas solitarias podrían ser identificadas en base al funcionamiento de su cerebro, indica Meyer en un comunicado del colegio.
«Si tuviéramos un sello de actividad neuronal que reflejara la autorrepresentación y uno que reflejara la representación de las personas cercanas, veríamos que los sellos de actividad neuronal de la mayoría de nosotros serían bastante similares. Sin embargo, para las personas más solitarias, la actividad neuronal realmente se diferenciaría de la de los demás», señala.
«Es casi como si tuviera una constelación específica de actividad neuronal que se activa cuando piensa en sí mismo. Y cuando piensa en sus amigos, se recluta gran parte de la misma constelación. Sin embargo, si está solo, cuando piensa en los demás se activa una constelación bastante diferente a la que se activa cuando piensa en sí mismo. Es como si la representación que su cerebro tiene de usted estuviera más desconectada de la de las otras personas, lo que es consistente con lo sola que dice sentirse la gente», agrega Meyer.