Investigador del IFUAP, nivel III del SNI, autor de más de 40 artículos, ha dictado cerca de 65 conferencias en física nuclear, física de la materia condensada y caos clásico y cuántico.
Miembro del nivel III del Sistema Nacional de Investigadores, Germán Luna Acosta, profesor investigador del Instituto de Física “Ing. Luis Rivera Terrazas” (IFUAP) de la BUAP, ha incursionado en distintos campos especializados de la Física, lo cual ha caracterizado su investigación desde hace más de 40 años. Formado en Estados Unidos e Italia, se incorporó en 1989 a la entonces Universidad Autónoma de Puebla, con lo cual introdujo nuevas líneas de investigación al IFUAP.
Actualmente, como parte del Cuerpo Académico Sistemas Complejos (consolidado), está enfocado en el análisis minucioso del mecanismo de las resonancias cuánticas, debido a que considera que es una concepción teórica que aún puede precisarse.
A lo largo de la historia de la ciencia, varios han sido los descubrimientos que no inspiraron aplicaciones técnicas en el momento preciso de su nacimiento, como la Teoría de la Relatividad General de Einstein. Por este motivo, Germán Luna Acosta, académico del IFUAP, nivel III del Sistema Nacional de Investigadores, plantea la necesidad de que las políticas enfocadas en ciencia no hagan de la práctica un estándar para todas las áreas del conocimiento: “Si se ponen estas limitaciones, entonces también se está limitando la investigación”.
Nacido en la Ciudad de México, el miembro del Cuerpo Académico Sistemas Complejos pasó su infancia y juventud en el estado de Querétaro. A pesar de no interesarse durante esta etapa por las ciencias exactas, al concluir la preparatoria y emigrar a Estados Unidos para trabajar, tuvo la oportunidad de matricularse en una universidad estatal y comenzar a perfilarse al área de la Física.
“Me preparé primero: hice medio año en una preparatoria de Estados Unidos, me aceptaron –ya que era muy fácil en aquellos tiempos- y me dieron la posibilidad de estudiar ahí. No era con beca en ese momento, pero eran muy baratas las colegiaturas en los años 70: con lo que trabajaba era suficiente”. Así, quedó inscrito en la Licenciatura en Ingeniería Física, en la Universidad Oriental de Oregon, en la ciudad de La Grande.
Al inicio de su formación superior, no estaba del todo interesado por la Física como área de especialización. Al concluir la licenciatura con mención Cum Laude, se inclinó por el estudio de la Geofísica debido a que consideraba que era lo que México necesitaba en ese entonces, de forma específica en la industria petrolera. Por esta razón, se incorporó a la Maestría en Física de la Universidad de Nuevo México, de la cual egresó en 1980. No obstante, en dicho programa de estudios “los cursos de la maestría, durante los primeros años, son los mismos para Física que para Geofísica. Entonces me gustó la física nuclear y la física de partículas”, señala.
De forma inmediata, ingresó al Doctorado en Física en la misma institución, en el cual desarrolló la física de partículas, un área abstracta que difería totalmente de sus anhelos iniciales de la licenciatura. En este punto, reconoce que fue particularmente marcado por el ejemplo que le dio su asesor de tesis doctoral, Richard Ingram, de quien aprendió “su amor por la física, el rigor con el que hacía las cosas y la convicción de que en la física no importa el campo que uno estudie, en todos hay mucha belleza […] Como he trabajado en varias áreas, sé que hay mucha riqueza en cada una de ellas, en cualquiera. No me caso con ningún tipo de campo”.
La investigación científica, la curiosidad por saber más
De forma concisa, Germán Luna declara que el motivo para dedicarse a la investigación es su curiosidad por saber más. Esta inquietud lo llevó, por ejemplo, a realizar una estancia posdoctoral en la Escuela Internacional de Estudios Avanzados de Trieste, Italia. En dicha institución, tuvo la oportunidad de conocer a académicos que más tarde, en 1989, fueron sus compañeros cuando ingresó al IFUAP.
Al incorporarse a dicho centro de investigación, Luna Acosta amplió las líneas de investigación en física de la entonces Universidad Autónoma de Puebla, puesto que los trabajos emanados del IFUAP estaban enfocados principalmente al estudio del estado sólido de la materia. De forma paralela, comenzó a impartir cursos respecto a dicho campo de investigación, tanto en su unidad de adscripción, como en el Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE).
En estos años recibió una beca que le permitió viajar durante seis meses al Centro Internacional de Física Teórica, en Trieste, Italia. El intercambio de ideas en dicho instituto, el cual se encuentra auspiciado por la UNESCO, el Organismo Internacional de Energía Atómica (IAEA) y el gobierno italiano, enriqueció su labor científica en Puebla. “Allá era donde nos surtíamos de ideas y donde podíamos ver cuáles eran las cosas más importantes que se estaban trabajando. Aquí no había internet, estábamos bastante aislados…. era la única forma de conectar en aquel momento. Para nosotros, Italia era lo más fácil, aunque las salidas a la UNAM eran también interesantes”.
Además de desempeñarse como científico invitado en Trieste, ha realizado estancias en el Laboratorio Nacional de Los Álamos y la Universidad de Texas, en Estados Unidos, y en la Philipps Universität, en Marburg, Alemania. A lo largo de dicha trayectoria, ha publicado más de 40 artículos y dictado más de 65 conferencias en las áreas de física nuclear, campos y partículas, física de la materia condensada, óptica no lineal y caos clásico y cuántico.
En la actualidad, su investigación está enfocada en el estudio de las resonancias cuánticas. A pesar de que este es un campo que ha sido ampliamente analizado, el investigador considera que las concepciones teóricas al respecto aún son susceptibles de precisarse con mayor exactitud. Si bien el interés principal de su trabajo no es encontrar aplicaciones técnicas específicas, señala que a través de las resonancias se puede conocer la masa de una amplia clase de partículas, así como sus respectivos tiempos de vida. “Lo que quiero es afinar el concepto. Creo que todavía tiene espacio para ser ‘refinado’”.
Las universidades públicas, crisoles de la ciencia
“No hay un país del primer mundo que no tenga una fortaleza en la ciencia, que no sea muy fuerte en la educación. No puede haber un pueblo con un estándar de vida, con un bienestar social bueno, si no hay una riqueza cultural y una fortaleza científica”, asevera el académico. Por ello, considera “fundamental” el rol que juega la universidad pública en la sociedad: “no hay muchas universidades privadas donde se haga ciencia básica: son las universidades públicas las que contienen alrededor del 90 por ciento de toda la investigación en México”.
Además de la necesidad de erradicar la corrupción del país, Germán Luna Acosta señala la importancia de frenar medidas gubernamentales que antepongan la tecnología a la investigación teórica, como acción prioritaria para alcanzar un “México ideal”. “Todo esto da mucha fortaleza a una sociedad: que se vea que es culta no nada más en música, por ejemplo, sino también en cuestiones filosóficas. Yo veo a la física verdaderamente como una filosofía, no como algo solamente técnico: es la filosofía de la naturaleza”.