Muy claro ha quedado también que la violencia transforma absolutamente la vida de las víctimas
Entre marchas y marchas; una reforma constitucional al sistema electoral mexicano por fortuna rechazada al no alcanzar los votos requeridos; pero por encima de esa, como era de esperarse, la presentación del Plan B para reformar leyes secundarias en la misma materia electoral: la Ley General de Comunicación Social, la Ley General de Responsabilidades Administrativas, la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales, la Ley General de Partidos Políticos, la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación y se expidió la Ley General de los Medios de Impugnación en Materia Electoral, todas, sin leerlas siquiera fueron aprobadas con el voto de diputados y diputadas del partido Morena y sus aliados PT y PVEM y enviadas al Senado donde esperamos mayor cordura, estudio y análisis antes de proceder a una votación.
Así llegamos al término de los 16 días de activismo, campaña internacional que desde 1991 fue convocada por activistas del Instituto para el Liderazgo Global de las Mujeres, a fin de exigir la prevención y eliminación de la violencia contra las mujeres.
Desde entonces cada año, esta campaña inicia el 25 de noviembre (Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres) y concluye el 10 de diciembre (Día Internacional de los Derechos Humanos), y tiene como propósito visibilizar todas las formas, tipos y modalidades de violencias que se ejercen contra las mujeres.
Está más que claro que la violencia contra las mujeres y las niñas es una violación de los derechos humanos, que actualmente está muy extendida y también arraigada.
Tan sólo en México la violación, la violencia familiar y la trata de personas presentó las tasas de incidencia más altas desde que se tiene registros.
Muy claro ha quedado también que la violencia transforma absolutamente la vida de las víctimas; que el camino para encontrar la justicia es tan largo, tanto, como el proceso mismo para sanar heridas. Que el dolor y el sufrimiento de las mujeres no se limita al espacio de la salud física, emocional y psicológica, transita desde que se pretende realizar la denuncia. (Cristóbal Sánchez, 2022).
Los retos continúan y son muchos, habrá que seguir encontrando nuevas formas de acción colectiva que nos permitan continuar posicionando en la agenda pública la urgencia de la prevención y de una atención integral.
Habrá que trabajar muy fuerte en la planeación y el desarrollo de las políticas públicas y ello solo será posible si se cuenta con datos accesibles y confiables que permitan ir monitoreando, identificando su extensión y gravedad para incidir realmente en la prevención y atención.
Habrá también que seguir construyendo espacios de diálogo que promuevan masculinidades libres de violencias.
Sin duda aún mucho por hacer y hay que hacerlo sin descuidar los embates cotidianos que pretenden retrocesos a los que nos enfrentamos, como los pretendidos al sistema electoral, todo lo cual sin duda vienen provocando violaciones a los derechos de las mujeres, incluso a los ya conquistados.