Disfrutaremos algunos acercamientos planetarios con la Luna; y si bien nos perderemos las lluvias de meteoros Fenícidas y PúppidasVélidas.
Estamos finalizando un año más de experiencias astronómicas, y diciembre aún nos ofrece la oportunidad de sumar algunos eventos celestes muy atractivos. Recordaremos cómo es que llegamos a la imagen de “Un punto azul pálido”; tendremos la entrada del invierno indicada por el solsticio de diciembre. Disfrutaremos algunos acercamientos planetarios con la Luna; y si bien nos perderemos las lluvias de meteoros Fenícidas y PúppidasVélidas, disfrutaremos la belleza de las Gemínidas, las Leónida Minóridas y las Úrsidas. Así mismo podremos deleitarnos con las Nebulosas de Orión y la Rosetta (cúmulo NGC 2244), considéralo un reto; y, por supuesto, como siempre, tendremos las fases de la Luna.
Un punto azul pálido
Hace 75 años, en 1947, nace la era de la fotografía espacial, obteniéndose la primera fotografía de nuestro planeta desde el espacio, lograda a bordo de un misil balístico V-2 confiscado a los alemanes. Para 1959, se toma la primera fotografía a color de la Tierra y en 1961 Stepánovich Titov, a bordo de la Vostok 2, fue el primer astronauta en captar imágenes de nuestro planeta. Una fotografía emblemática de la Tierra es la conocida como “Earthrise” o “Salida de la Tierra” captada por la tripulación del Apolo 8 en 1968. Otra imagen icónica de nuestro planeta es “The Blue Marble”, “La Canica Azul”, que nos muestra la majestuosidad de la primera vista completa de la Tierra, tomada el 7 de diciembre de 1972 por la tripulación del Apolo 17 (figura 1). Una fotografía que llenó de inspiración al astrónomo y divulgador Carl Sagan (que por cierto, falleció un 20 de diciembre de 1996) para escribir uno de sus libros «A pale blue dot» o “Un punto azul pálido”, fotografía que muestra a la Tierra a 6 mil millones de kilómetros, tomada desde la sonda Voyager 1 de la NASA antes de abandonar el sistema solar. De cualquier manera, estas fotografías nos recuerdan lo afortunado que somos por vivir en un planeta como la Tierra, dentro de la inmensidad del Universo.
«El Sol se detiene», solsticio de invierno
En décadas anteriores estaban bien definidos los cambios de estaciones del año para ciertas regiones de los hemisferios terrestres, pero hoy en día, con el “cambio climático”, es mucho más complejo observar claramente las variaciones meteorológicas. Independientemente de las condiciones internas del planeta, las estaciones del año siguen siendo marcadas por la inclinación del eje de rotación de la Tierra, unos 23,5 grados, con respecto al plano de la Eclíptica y en menor medida, a su movimiento de traslación. Este año, el solsticio de invierno sucederá el 21 de diciembre a las 15:48 horas, tiempo del centro de México (21:48 horas Tiempo Universal). Cuando ocurre el solsticio de invierno, se vive, para el hemisferio norte, la noche más larga del año y el día más corto, y ocurre exactamente lo contrario para el hemisferio sur, es decir, inicia el verano con días largos y noches cortas.
Paseo de la Luna por algunos planetas
Del 1 y 8 de diciembre, la Luna estará desplazándose entre algunos planetas, iniciando con su visita a Júpiter, luego por Urano y finalizando su recorrido pasando cerca de Marte. Al atardecer del día primero tenemos la conjunción de la Luna y Júpiter, cuando la Luna pase a solo 2° 30´ al sur del gigante gaseoso, el cual estará cerca de alcanzar su máximo brillo, esto en dirección de la constelación de Piscis. Desde las primeras horas y hasta las 23:59 del día 5 de diciembre, la Luna tendrá un acercamiento a Urano, en dirección de la constelación de Aries, y concluirá su recorrido el día 8, cuando la Luna esté en conjunción con Marte, pasando a 0° 32´ al norte de planeta rojo, en dirección de la constelación de Tauro. El recorrido aparente que realice la Luna, en estas aproximaciones, será del oeste hacia al este, brindando la oportunidad de disfrutarlos a simple vista. Una vista particularmente atractiva será la de Júpiter y sus lunas galileanas, así como la vista al increíble planeta rojo, pero para ello necesitará unos binoculares o un telescopio pequeño.
Para mediados de diciembre, se pronostica “lluvia” copiosa
La lluvia de meteoros Gemínidas es una de las más abundantes del año. Las Gemínidas tienen actividad entre el 4 y el 17 de diciembre, con su máximo en la madrugada del 14 de diciembre. La tasa máxima observable será de 120 meteoros por hora. El origen de la lluvia es el asteroide (3200) Phaethon, que tiene una longitud de 5.8 kilómetros de ancho y se ilumina a medida que se acerca al Sol, generando la sublimación de sus materiales, lo que muy probablemente constituya las fugaces. Cabe hacer notar que, en este caso, es un asteroide y no un cometa quién provoca esta lluvia. El mejor momento para “cazar” meteoros será durante la madrugada y anochecer del 14 de diciembre. A pesar del brillo de la Luna, quizá puedan verse algunas “estrellas fugaces” por la cantidad de ellas, en dirección de la constelación de Géminis, hacia la parte noreste de la esfera celeste.
La espectacular Nebulosa de Orión, visible a simple vista
Durante algunos meses será posible observar a la Gran Nebulosa de Orión, localizada en la constelación del mismo nombre y que ha sido admirada por todas las civilizaciones antiguas del mundo. Como ejemplo podemos decir que algunas fuentes citan que para los antiguos mayas, la región de Orión representaba una tortuga con tres estrellas en el caparazón, donde la nebulosa, que denominaban Xibalbá, era el horno de la creación de la vida; en cambio, para los mexicas se trataba de un mamahuaztli, o el instrumento para obtener el fuego por fricción, o bien como yelimiqui, el arado, instrumento empleado para preparar la tierra para la siembra. Para los griegos fue un cazador de grandes hazañas, muerto por un escorpión y ambos inmortalizados en el firmamento. El francés Nicolas-Claude Fabri de Peires descubrió la Nebulosa de Orión en 1610 y fue redescubierta en 1611 por el astrónomo jesuita Johann Baptist Cysatus de Lucerna; el primer dibujo de la Nebulosa de Orión fue creado por Giovanni Batista Hodierna. Finalmente, Christian Huygens ratificó el descubrimiento en 1656 y Charles Messier la agregó a su catálogo como M42, en 1679. La Nebulosa de Orión es una nebulosa brillante, compuesta de gas, polvo y centenares de estrellas, incluidas las que conforman el famoso Trapecio de Orión, a unos 1,300 años luz de nosotros, con un diámetro de unos 30 años luz, siendo tal su resplandor que la hace perceptible a simple vista, en condiciones razonables de cielo, en dirección de la espada de Orión, ocupando la posición media de los objetos que la componen.
Una feroz lluvia de meteoros
Las Leónida Minóridas presentarán actividad entre el 5 de diciembre de 2022 y el 4 de febrero de 2023, con su máximo el 20 de diciembre. La tasa máxima observable será de 5 meteoros por hora. El radiante se encuentra en dirección de la constelación del León Menor. Aún no se tiene identificado el objeto que da origen a esta lluvia, cuya visibilidad será mejor en la madrugada del 20 de diciembre, hacia la parte noreste de la esfera celeste.
Cierre de la “temporada de lluvias” 2022
La lluvia de meteoros Úrsidas estará activa entre el 17 y el 26 de diciembre, con su máximo el 22 de diciembre. La tasa máxima observable será de 10 meteoros por hora. El radiante se encuentra en dirección de la constelación de la Osa Menor. El cometa 8P/Tuttle es el responsable de esta lluvia. Será visible en la madrugada del 22 de diciembre, hacia la parte norte de la esfera celeste. Para observar una lluvia de meteoros no se requiere de ningún instrumento óptico adicional, sólo mantener la mirada alerta hacia la región del firmamento indicada y paciencia, sobre todo mucha paciencia.
Una rosa celestial
La nebulosa en emisión conocida como la Rosetta, cuya morfología nos recuerda una rosa, con pétalos y pistilos: la gran nebulosa en emisión serían los pétalos y la región central formada por el cúmulo abierto NGC 2244, serían los pistilos. La Rosetta se localiza en la constelación de Monoceros (el Unicornio). Se cree que está a unos 5,000 años luz de distancia y mide unos 100 años luz de diámetro, conteniendo una masa de 10,000 masas solares. Tiene una magnitud aparente de 9, lo que hace un poco difícil su observación. Las estrellas brillantes de NGC 2244 se formaron dentro de la nebulosa apenas hace unos 4 millones de años, por lo que sus fuertes vientos y radiación, ionizan el hidrógeno de la nebulosa haciéndola brillar, razón por la cual, podría decirse que la nebulosa Rosetta formó parte de la nube materna del cúmulo NGC 2244. Este cúmulo se compone de unas 50 estrellas luminosas, alcanzando una magnitud de 4.8 haciéndolo visible en cielos extremadamente oscuros o bien, a través de unos binoculares o telescopio pequeño.
Finalizando el año de eventos astronómicos
Para finalizar con los eventos astronómicos de este año, tendremos la conjunción de la Luna y Saturno, es decir, ambos cuerpos celestes estarán compartiendo su Ascensión Recta (una de sus coordenadas). Nuestro satélite estará pasando a 4° 00´ al sur de Saturno, en dirección de la constelación de Capricornio. Cabe mencionar que para apreciar el arreglo Luna-Saturno no se requiere de ningún instrumento de apoyo, ya que será visible de cualquier manera. Sin embargo, si desea asombrarse con la fabulosa vista de los anillos de Saturno, bastarán unos binoculares o un pequeño telescopio.
Fases de la Luna (horario del centro de México).