Miriam, parte de la Colectiva Cam-Cai, ahora está llena de esperanza y alienta a las mujeres que sufren de este delito para continuar su lucha

Miriam Moreno nunca perdió la fe en que un día volvería a ver a sus hijos que su expareja le arrebató hace nueve años. El milagro llegó con la orden de la jueza Edna Vázquez para que sus hijos -un adolescente y una niña que ahora tienen 15 y 11 años respectivamente- se reunieran con su mamá el pasado 23 de septiembre en el Centro de Convivencia del Poder Judicial.

Miriam, quien es parte de la Colectiva de Amorosas Madres Contra la Violencia Vicaria (Cam-Cai), ahora está llena de esperanza y alienta a las mujeres que sufren de este delito para continuar su lucha, al tiempo de reflexionar que el camino para restablecer el vínculo materno filial requiere de mucha paciencia y más amor.

Luego años de solo saber de sus hijos a través de fotografías que encontraba en redes sociales, de denunciar dos veces por violencia familiar, abuso de confianza y lesiones, a su expareja, además de que fue revictimizada no solo por las autoridades, sino por su familia, logró recuperar el contacto con sus hijos tras el fallo de la Jueza de Oralidad en Materia Familiar del Circuito Judicial de Puebla, quien fue la primera en aplicar la Ley Vicaria en Puebla.

Ahora Miriam puede convivir con sus hijos por una hora y poco a poco se irán estrechando los lazos de amor entre ellos, y aunque aún no le dicen mamá, por sus miradas de afecto sabe que no falta mucho para que lo hagan.

“No me han dicho (mamá). Sé que es difícil pero sí me reconoció el mayor, la niña no porque tenía año y medio cuando se la llevaron, pero me dijo que tenía noción y sabia el nombre de su mamá. Hay palabras de cariño, sonrisas y miradas lindas y sé que eso en algún momento se lograra en un buen abrazo y que me digan mamá”, contó a Urbano Noticias.

Miriam contó que el apoyo psicológico que reciben en el Centro de Convivencia es de vital importancia para que sus hijos se abran en sus emociones con las madres que no han visto por años, ya que en un inicio el encuentro se da entre la timidez y el silencio.

Ahora ella tiene esperanza de que este lazo se estreche con rapidez y de igual forma avance el proceso para que la hora de convivencia se transforme en días festivos como cumpleaños, fines de semana o periodos vacacionales.

Les diría a las madres que no pierdan la fe. Se tardan los casos, como el mío que fue de nueve años, pero se logró siempre con la asesoría de los abogados de las colectivas y con la fortuna de haberme encontrado con una jueza que fue humana”, concluyó.

Miriam Moreno es otro de los casos emblemáticos de la lucha que emprendieron hace un año varias mujeres víctimas de violencia vicaria agrupadas en la Cam-Cai y el Frente Nacional Contra la Violencia Vicaria (FNCVV) para impulsar la tipificación de la violencia vicaria.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *