La secta funcionaba como una Escuela de Yoga de Buenos Aires, se dedicó al trafico sexual y el blanqueo de dinero durante más de 30 años en la capital argentina
Un grupo de yoga de Argentina explotaba sexualmente a mujeres vulnerables a las que llamaba “geishas” para conseguir dinero e influencias de hombres ricos y poderosos alrededor del mundo, incluida la estrella de la ópera Plácido Domingo, quien conocía a los líderes de la organización desde hacía más de dos décadas, según entrevistas con antiguos miembros y autoridades locales.
Una amplia investigación sobre la Escuela de Yoga de Buenos Aires, una suerte de secta que funcionó durante más de 30 años en la capital argentina, ha puesto al descubierto lo que las autoridades denominan una organización criminal implicada en el tráfico sexual, el blanqueo de dinero, la servidumbre, el ejercicio ilegal de la medicina y otros delitos. Diecinueve miembros han sido detenidos en el marco de una investigación que llega hasta Estados Unidos, donde se busca a seis sospechosos.
A pesar de su nombre, la escuela no ofrecía clases de yoga. Los dirigentes están acusados de captar a personas para que se unieran a sus filas con promesas de felicidad eterna y luego explotarlas sexual y económicamente, según la investigación judicial.
Antiguos exmiembros de la escuela e investigadores del caso dijeron a The Associated Press que el grupo obligaba a las mujeres que lo integraban a trabajar como “geishas” y quienes eran asignadas a los invitados para que se sintieran bienvenidos en la escuela, con el sexo como parte de las expectativas. Los hombres influyentes o ricos tenían acceso al “Geishado VIP”, uno de los muchos grupos de mujeres que eran obligadas a mantener encuentros sexuales a cambio de dinero e influencias que beneficiaba a los líderes de la secta, según la pesquisa judicial.
Algunas de las mujeres eran enviadas a Estados Unidos y Uruguay para mantener relaciones sexuales con hombres, una práctica que equivalía a la esclavitud, según las autoridades.
Pablo Salum, un exmiembro del grupo, dijo que su madre y su hermana estaban entre las mujeres explotadas en Argentina y afirmó que se celebraban orgías y e incluso abusos sexuales de niños. “Cuando llegabas a los 11 o 12 años, el líder te decía con quién tenías que tener relaciones sexuales”, dijo Salum. También afirmó que a niños pequeños se les hacía presenciar actos sexuales.
Salum relató que su madre le introdujo en la organización a los ocho años, la cual abandonó a los 14. Las acusaciones de Salum ayudaron a desencadenar la actual investigación.
Algunos miembros del grupo vivían “una situación de esclavitud”, forzados a tener encuentros sexuales y encargados de tareas serviles en la escuela como limpiar y cocinar, según documentos de la investigación y un oficial de la policía que habló con la AP bajo la condición de anonimato porque la investigación está en curso.
A los “esclavos” masculinos y femeninos se les exigía que siguieran instrucciones sin hacer ninguna pregunta, dijo un antiguo miembro del grupo y quien pidió ser identificado sólo como Carlos, su nombre de pila, porque abandonó la organización hace muchos años y no podía confirmar los detalles de la investigación actual.
Plácido Domingo se vio envuelto en el escándalo después de que la policía llevó a cabo en agosto decenas de redadas en instalaciones de la escuela. El famoso tenor era “consumidor de prostitución”, pero no está acusado de un delito porque la prostitución es legal en Argentina, dijo una fuente policial argentina que, al igual que otros funcionarios policiales y judiciales de Buenos Aires, habló con AP bajo condición de anonimato porque la investigación está en curso.
Las autoridades dieron a conocer conversaciones telefónicas intervenidas en las que un hombre que identificaron como Domingo parece organizar un encuentro sexual en abril en su hotel de Buenos Aires con Susana Mendelievich, una concertista de piano que, según los fiscales, era una lideresa de la secta a cargo del “Geishado VIP”.
En una de las escuchas, Mendelievich habla con otra lideresa de la secta sobre cómo el grupo había intentado sin éxito durante años utilizar sus conexiones musicales para reclutar a Domingo, pero que valía la pena intentarlo de nuevo mientras estaba en Buenos Aires —en abril pasado— para dar una serie de conciertos.
En otra escucha telefónica, Mendelievich le pregunta al supuesto líder de la secta, Juan Percowicz, si puede llevar a Domingo al “museo”, el apelativo utilizado para referirse al último piso de su edificio de 10 plantas, donde los hombres influyentes tenían relaciones sexuales con los miembros del grupo. Mendelievich, de 75 años, y Percowicz, de 84, fueron detenidos en las redadas realizadas en agosto. Ambos fueron puestos en libertad, aunque sujetos a arresto domiciliario.
Domingo ha intentado distanciarse públicamente del grupo, que supuestamente tenía múltiples oficinas en Estados Unidos.
“Por supuesto, no tengo nada que ver con eso”, dijo la semana pasada Domingo, de 81 años, en referencia a las actividades supuestamente ilegales de la organización. En declaraciones a un canal de televisión de México, donde estaba actuando, no negó ser el hombre de las grabaciones intervenidas, pero dijo sentirse traicionado por músicos a los que consideraba amigos. “Me entristece cuando has tenido amigos durante muchos años y te das cuenta de que te han utilizado”.
El tenor no ha respondido a las numerosas peticiones realizadas a través de sus representantes para conceder una entrevista o hacer comentarios a la AP.
En 2019, numerosas mujeres dijeron a la AP que fueron acosadas sexualmente por Domingo, considerado uno de los mejores cantantes de ópera de todos los tiempos. Más de 20 mujeres se presentaron para acusar al tenor de conductas inapropiadas que incluían manoseos y otros tocamientos no deseados, llamadas telefónicas persistentes a altas horas de la noche, acoso en camerinos y presiones para mantener relaciones sexuales ofreciéndoles ascensos en el mundo de la ópera. Varias de las mujeres dijeron que las castigaba profesionalmente cuando rechazaban sus avances.
El cantante de ópera español negó en su momento haber actuado mal y dijo que le dolía pensar que incomodaba a las mujeres. Las investigaciones del Gremio Americano de Artistas Musicales y de la Ópera de Los Ángeles, donde Domingo había sido director general, consideraron creíbles las acusaciones de acoso sexual. Estas últimas y los resultados posteriores detuvieron su carrera en Estados Unidos, aunque sigue actuando en otras partes del mundo.
Las revelaciones en Argentina han vuelto a llamar la atención sobre la estrella de la ópera.
El promotor de un concierto en Chile, país vecino, anunció la semana pasada la cancelación de un concierto de Domingo previsto para el 16 de octubre en un estadio de la capital, aunque dijo que se debía a razones logísticas.
Las autoridades no han revelado los nombres de otros hombres poderosos que, según dicen, eran objetivos del grupo. Pero los investigadores dicen que están analizando los discos duros y las “cajas y cajas” de fotografías y vídeos eróticos incautados en las redadas. Los funcionarios judiciales afirman que muchos encuentros sexuales tuvieron lugar en la Escuela de Yoga de Buenos Aires y fueron grabados en vídeo.
Carlos dijo a la AP que vio a Domingo visitar la escuela varias veces en la década de 1990, incluso una vez como invitado de honor en una cena. Carlos dijo que era camarero en la fiesta en la que el cantante hizo una generosa oferta al final de la noche para llevar a varios de los líderes del grupo con él a Europa en un próximo viaje.
“En la cena, Plácido Domingo dijo ‘vamos todos a Europa’”, contó Carlos, que dice haber dejado el grupo en 1999, luego de permanecer allí 10 años. “Les invitaba a todos, a toda la mesa, a Europa”.
En la mesa de Domingo había músicos clásicos que, según la policía, formaban parte de la cúpula de la organización: Rubén D’Artagnan González, Verónica Iacono y Mendelievich, entre otros, según Carlos, quien dijo que era de conocimiento público en la escuela que los tres acompañaron al tenor en su viaje.
González, fallecido en 2018, fue concertino de la Orquesta Sinfónica de Chicago desde 1986 hasta 1996 y se le acusa de tener un papel clave en las operaciones de la agrupación en Estados Unidos. Iacono es una soprano afincada en Nueva York, que utilizaba el nombre artístico de “Loiacono”, y sobre la que pesa una orden de detención internacional. Otro presunto líder, llamado Mariano Krawczyk, es un oboísta que responde al nombre artístico de Mariano Krauz.
Se desconoce el alcance de los vínculos profesionales o personales de Domingo con estos músicos y él ha declinado hacer comentarios al respecto. Pero el artista ha actuado con varios de los detenidos, incluso en un concierto de 1996 en el que supuestamente participaron los tres que invitó a Europa, y Krawczyk.
Durante ese concierto en Buenos Aires, Domingo y Iacono cantaron una parte de “Cartas marcadas”, una ópera que esa soprano, Mendelievich, González y Krawczyk escribieron juntos y que está basada en un libro de Percowicz, el fundador y líder de la escuela de yoga.
Los encuentros sexuales eran presentados a los miembros de la organización como una forma de “curación” y ofrecían un camino para escalar los siete niveles de la estricta jerarquía de la escuela que tenía a Percowicz en la cima, según los documentos de la causa judicial.
Exmiembros entrevistados por la AP dicen que Percowicz era conocido como “El Maestro”. Otros clasificados en el séptimo nivel eran Iacono, Krawczyk y Mendelievich, según los fiscales. Una fuente judicial dice haber visto documentos que muestran que González estaba en un nivel superior de la organización antes de morir. Krawczyk está entre los detenidos.
Para avanzar rápidamente, los miembros también podían donar dinero y ceder bienes. El grupo tenía unos ingresos de alrededor de medio millón de dólares al mes, según un funcionario judicial.
Entre los miembros de la secta había abogados y contables que asesoraban a los líderes en una compleja red de blanqueo de dinero que incluía la creación de empresas y la compra de bienes inmuebles en Argentina y Estados Unidos, según los documentos de la investigación.
Los miembros también vendían supuestamente tratamientos médicos para varias dolencias, como el sida y la adicción a las drogas, que incluían “curas de sueño”, que esencialmente significaban dar a la gente drogas para ayudarla a dormir durante días. Las autoridades afirman que los pseudotratamientos médicos también se realizaban en Estados Unidos, donde la clínica del grupo, CMI Abasto, tenía filiales.