El coordinador de la bancada de Morena en San Lázaro, anda sobre arenas movedizas, Moisés es ahora un bravucón mediático.
Párvulo de la política, como ha evidenciado ser, Moisés Ignacio Mier Velazco buscó intimidar con amenazas, en trascendidos de los diarios Reforma y El Universal, que se editan en la Ciudad de México, al gobernador Miguel Barbosa Huerta y también preparar una excusa mediática que cobije los presuntos ilícitos que su hijo, Carlos Ignacio Mier Bañuelos, pudiera haber cometido.
Literalmente amagó con una “guerra” si, como dictan las leyes, se procediera contra su vástago, en caso de que haya cometido presuntas ilegalidades cuando fue director del Colegio de Estudio Científicos y Tecnológicos del Estado (CECyTE).
¿Guerra, si se aplica la ley? ¿Guerra, con qué metralla, con qué argumentos, con qué cara?
Porque no hay que olvidar que todo lo que rodea y toca Moisés se cae o termina con involucramientos indeseables. Todo tiene matiz delincuencial.
Con sus amenazas, el diputado federal pareciera estar buscando impunidad para su hijo, hoy presidente municipal de Tecamachalco, quien ha andado ya varias responsabilidades públicas. Es mayorcito de edad.
Cuando lamentablemente tres agentes de la Fiscalía General del Estado (FGE) fueron ejecutados, presuntamente, por policías municipales de ese municipio, Carlos Ignacio desapareció varios días. Fue a finales de noviembre de 2021.
Algunos allegados a la familia Mier Velazco fueron los primeros en distribuir la versión de que papá Ignacio había intercedido, ante el Presidente de la República, para que no se responsabilizara a su junior, ni por omisión, de esos hechos.
Antes y después de ese tema, ha habido otros casos que terminan en procesos judiciales, de allegados a Mier Velazco.
Está el caso de la diputada suplente Sandra Neli N., quien fue arrestada, con su pareja, con un arsenal. Él la desconoció y luego eso le costó un reproche multitudinario, en un mitin en pleno centro de Tecamachalco.
Algunos reporteros entrevistaron ese día a Juan Carlos Cadena, quien se presentó como dirigente de Fuerza Obradorista, y dijo que la legisladora suplente fue del “equipo de Nacho Mier, a quien apoyo totalmente; hubo venganza política y la detuvieron injustamente, tenemos pruebas de ello, mientras que Nacho Mier papá e hijo la desconocieron”.
Y para más, el asunto del “libre albedrío” de José Arturo Rueda Sánchez de la Vega, con quien comparte la propiedad de Diario Cambio, quien está preso por extorsión y por uso de recursos de procedencia ilícita.
Ahora está en la mira de las autoridades un contexto millonario de evasión de impuestos de la empresa Mizco Consultores, de su sobrino Moisés -nombrado así por el abuelo- Arturo Villafuerte Mier y Eduardo Izcoa, hermano de la morenovallista Sandra.
Hay más y peor: su mano derecha en San Lázaro, Mario Miguel Carrillo Cubillas -sobrino de Mario Martín Delgado Carrillo, presidente de Morena-, le ha mandado a advertir al periodista poblano Gerardo Ruiz, que “tiene autorización del gobierno de López Obrador para chingarse a cualquier periodista”. Es una grave amenaza, gravísima.
El coordinador de la bancada de Morena en San Lázaro, quien por cierto no consiguió que ni siquiera 20 por ciento de los integrantes de ese grupo legislativo lo apoyaran en el deslinde que intentó por la investigación de lavado de dinero de la UIF, en que se le menciona, anda sobre arenas movedizas, Moisés es ahora un bravucón mediático.
En serio, ¿con qué cara?