Al caer la noche las jugadoras de “Maquinas del Mal” se abrazan al concluir el juego, se despiden para caminar por calles oscuras.

De día la cancha de futbol “La Fantasma” en Infonavit Amalucan luce grafiteada y descuidada, pero de noche, cobra vida con futbolistas y su afición. Ahí no solo juegan hombres sino talentosas y glamurosas mujeres como Joucelin de Ita Ramos de 23 años, quien con su cabello teñido de color azul eléctrico, como la cantante colombiana Karol G, se impone con su enorme sonrisa y su desbordante energía.

Ella es la capitana del equipo femenil “Máquinas del Mal”, uno de los cientos de equipos femeniles que existen en la capital poblana. Tan solo en la liga Luis Serrano (LS) hay 18 equipos de mujeres que juegan en categoría libre, con edades que oscilan entre los 15 y los 35 años de edad.

Joucelin es una líder, así se comporta dentro y fuera de la cancha. Le gusta ayudar a las mujeres a desarrollar sus talentos en el futbol, su conocimiento lo comparte y trata de ser humilde como dice que es el argentino Leo Messi, jugador histórico del FC Barcelona, considerado uno de los mejores de todos los tiempos.

Al igual que Karol G y Messi, Jouceline tiene a su padre atrás guiándola para dirigir un equipo. La cantante de 31 años y el futbolista de 34 años, han narrado que gracias al apoyo de sus familias realizaron sueños que parecían inalcanzables.

Su padre, Israel de Ita, tiene 45 años, fue jugador de barrio y ahora tiene su propio equipo, el FC de Ita; que también juega en la cancha “La Fantasma”, llamada así por los bailes sonideros que se realizaban en los años 80s en ese predio, antes de que fuera un espacio deportivo.

Padre e hija saben que no solo el talento basta, sino que es la disciplina la que logra que los equipos sean competitivos y respetados dentro de las ligas de barrio. Sin embargo, la falta de apoyos por parte de los gobiernos hace que el talento de la niñez y de las juventudes no se desarrolle.

Aunado al fenómeno de violencia que se multiplica en toda la ciudad, el crecimiento de deportistas se frena, así lo señaló Juocelin, quien recordó que a finales de noviembre del año pasado tras un enfrentamiento entre dos equipos femeniles se desató una balacera como revancha.

“Aquí en esta cancha ha habido balazos. Nos tocó a nosotras como equipo, ahora imagínese en un estadio donde hay demasiada gente y hay rivalidades. No estoy a favor de la violencia para nada. Aquí uno viene a jugar, siempre se los digo a ellas, a mis compañeras de equipo, que venimos a jugar. Hay hombres y mujeres que te lastiman cuando ven que juegas bien”.

Dijo que en esa ocasión un equipo de futbolistas (que a decir de muchas personas que habitan en Amalucan están relacionadas con un grupo de capos de droga de la zona de Clavijero) llamaron a sus novios para asustar al equipo perdedor.

Joucelin dijo que ese día Máquinas del Mal se enfrentaría con ese equipo – del que omitió el nombre por cuestiones de seguridad- pero que iba saliendo de “La Fantasma” otro equipo rival por lo que el árbitro decidió cancelar los juegos siguientes.

“Pasaron tan solo diez minutos tras la cancelación del juego y aun estábamos la cancha en una cascarita cuando llegaron cuatro motos con hombres que detonaron ráfagas de bala al aire. “Fue horrible”, contó Joucelin.

Ese día es recordado por padres y madres que esperaban a sus hijos, entre ellos Israel de Ita, que vende empanadas afuera de la cancha “La Fantasma”. La madre de otra jugadora contó que corrió y se escondió entre los edificios, mientras las jugadoras se tiraron al suelo y se amalgamaron en una “bolita” para protegerse de las balas.

La mujer, que pidió la gracia del anonimato, dijo que pensó que ese era su último día y que a gritos le rogaba a su hija que se saliera de la cancha, pero la quinceañera también le gritó que corriera y se salvara. Más tarde que se encontraron, las dos lloraron y decidieron que dejarían de ir a “La Fantasma”.

Actualmente la jovencita regresó a jugar con “Máquinas del Mal” debido a que tiene confianza en ese equipo, y la cancha le queda relativamente cerca de su casa, aunque al terminar el partido debe caminar sola por calles oscuras para llegar al entronque de Amalucan en donde toma el transporte que la lleva a Clavijero.

Este incidente nunca se dio a conocer por las autoridades pese a que se detonaron hasta 12 balazos al aire pero se volvió referencia en los torneos de “La Fantasma” y cuando juegan mujeres se escucha entre la afición “Tranquilas o les aventamos a los de las motos”.

También en las gradas se escuchan apuestas de 10 pesos por gol de su favorita, debido a que el futbol femenil se convirtió en una exhibición ante la ausencia de categorías que hace que compitan en desigualdad de edades. Es frecuente que las mayores enfrenten con más fuerza corporal y de palabra a las más jóvenes.

Además, algunas jugadoras que tienen habilidades más desarrolladas son contratadas, primero para avanzar en el tablero, con un pago de entre 50 y 100 pesos por gol, y segundo, en semifinales y finales, con pagos desde 200 hasta 500 pesos por partido, lo que pone en desventaja a las novatas.

Joucelin es mamá de un pequeño de cuatro años de edad, y su esposo la ayuda en el cuidado del niño cuando ella acude a los torneos, dice que después de la balacera que presenció en noviembre del 2021 en “La Fantasma” dejó de llevar a su hijo a verla jugar.

Añadió que fue gracias al ejemplo de su padre que empezó a jugar futbol a los 10 años de edad. Hoy su hermana menor de 18 años es la portera de “Máquinas del Mal”, equipo que agrupa a mujeres que han encontrado un motivo para vencer las adversidades que la vida pueda presentarles.

Mientras sus hijas juegan, Israel de Ita dice que está seguro que la práctica del futbol hace a las mujeres más fuertes e independientes, unas guerreras.

También espera que el Ayuntamiento de Puebla preste atención en el problema de inseguridad que viven en esa zona, recordando que el 14 de marzo mataron a a una jovencita en el cierre de las fiestas de Carnaval en la Rivera Anaya.

“Dejé de llevar a mis hijas al estadio por la violencia masiva que se genera en esos lugares. Por eso prefiero que jueguen aquí, pero deberían de mandarnos una patrulla por lo menos para las finales de los torneos. Este es el único lugar que tienen nuestros jóvenes para distraerse y no caer en vicios”.

Añadió que no saben a quien dirigirse para que regulen la actividad deportiva amateur, además de que reciban apoyos para el pago de árbitros, pues cada equipo entrega 150 pesos por juego y con eso se evitarían los conflictos que surgen entre los jugadores por arbitrajes inequitativos.

Al caer la noche las jugadoras de “Maquinas del Mal” se abrazan al concluir el juego, se cooperan de a 20 pesos para el arbitraje y se despiden para caminar por calles oscuras. El poder que sintieron en la cancha se transforma en miedo de ser lastimadas en el trayecto a casa.

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