Fue la primera ceremonia de fin de licenciaturas celebrada en el campus tras la COVID
El campus de la IBERO Puebla vuelve a la vida. Una nueva generación de jóvenes de licenciatura se reapropió de los espacios universitarios para retomar las ceremonias de finalización de estudios luego de que la Covid vetara toda clase las actividades masivas.
Cada generación que egresa significa una oportunidad de transformación de la sociedad. Así lo aseguró el Mtro. Mario Patrón Sánchez, Rector de la Universidad Jesuita, en su mensaje a cada bloque de nuevos profesionistas. “Estamos conscientes de que este paso en sus vidas ha significado muchos desvelos, pero también alegría y mucha gratitud”.
Reconoció la labor de padres y madres, a quienes agradeció la confianza en el proyecto educativo de la Universidad Jesuita, así como a los familiares, amigos y profesores que acompañaron la trayectoria de los festejados. Gracias a las bondades de la vida híbrida, todos ellos se sumaron a las celebraciones de manera presencial o a través de la virtualidad.
La jornada de graduaciones ocurrió en tres momentos para garantizar las medidas de bioseguridad. A un primer evento se convocó a 78 jóvenes de Ciencias de la Salud y Negocios; al día siguiente a 91 festejados de Ciencias e Ingenierías y Ciencias Sociales, y el grupo final estuvo compuesto por 81 nuevos profesionistas de Humanidades y Arte, Diseño y Arquitectura.
Uno por uno, los alumnos subieron al estrado, con gel antibacterial en las manos, y saludaron a una fracción de las autoridades universitarias. Los más destacados se llevaron las medallas Diego de Ledesma y Francisco Javier Clavijero a la participación universitaria y excelencia académica, respectivamente. Voltearon a la cámara y sonrieron. ¡Clic! Hay emociones que ninguna mascarilla puede camuflar.
Patrón Sánchez aplaudió los esfuerzos de una generación que atravesó uno de los momentos más complicados de la historia de la humanidad. “La realidad pondrá ante a ustedes dilemas que pondrán en juego su sentido ético. […] Mi invitación es que aporten con su saber y su querer a la transformación que el país necesita”.
Los docentes, dijo Mario Patrón, se caracterizan por ejercer el paradigma cura personalis, encomienda jesuita que impulsa a la construcción de sociedades de paz.
Con la encomienda de convertirse en constructores de paz, el titular de Rectoría impulsó a la generación saliente a asumir que las cosas pueden cambiar. Al mismo tiempo, recordó que su presencia y paso por el campus quedará siempre guardado en el imaginario de la Institución.
La ceremonia eucarística en estos tres momentos corrió a cargo del Dr. Carlos Escandón Domínguez, SJ, integrante de la Junta Jesuita de la Universidad. En su mensaje, el padre recordó que la ceremonia es un acto de gratitud por todo el amor recibido. “Millones de muchachos en el mundo no pueden realizar este éxito. Son elegidos de Dios para algo…”.
Regresó la algarabía al campus y también volvieron la música, los bocadillos, los fondos coloridos para retratos familiares y la expedición instantánea de la credencial de Egresados. “Pensé que no nos iríamos juntas”, celebraron tres amigas antes de fundirse en un abrazo.
Un “¡sí, protesto!” auspiciado por el Rector y a brindar. Los nuevos profesionistas aprovecharon sus jardines y pasillos una última vez para reír, tomarse selfis y, como ellos mismos dicen, “recuperar el tiempo perdido”. La IBERO Puebla se acerca, más que nunca, a una realidad pospandemia.