En 2010, Kathryn Bigelow se convierte en la primera mujer en gana el Oscar por dirigir la película The Hurt Locker

En 1864, nace Ricardo Castro, quien se distinguió como pianista y compositor musical de fama internacional, director del Conservatorio Nacional de Música; en 1913 es asesinado por el huertismo, Abraham González, revolucionario, maderista, quien era gobernador constitucional de Chihuahua, y en 1943, se funda el Centro Cultural Universitario (CCU), antecesor de la Universidad Iberoamericana (UIA).

Y en 1999, muere en Inglaterra el director de cine estadounidense Stanley Kubrick. Tenía 70 años y falleció pocos meses antes del estreno de su última película, Ojos bien cerrados, con la que volvía después de un silencio de doce años. Había filmado doce películas entre 1953 y 1987. Destacó en los 50 con Casta de malditos y La patrulla infernal. En 1960 fue su única incursión por encargo: Espartaco. Luego escandalizó con su versión de Lolita y con la sátira de la guerra nuclear que es Doctor Insólito. Se pasó a la ciencia-ficción con 2001: Odisea del espacio y luego llegó la distopía de La Naranja Mecánica, a la que siguieron el film de época Barry Lyndon, su incursión en el cine de terror que es El resplandor, y la lectura de la guerra de Vietnam en Nacido para matar. Está considerado uno de los directores de cine más influyentes de la historia.

En 2010, Kathryn Bigelow se convierte en la primera mujer que gana el Oscar por dirigir una película. Es premiada por The Hurt Locker, que además se lleva la estatuilla a film del año. Antes de ella, solamente tres mujeres habían sido nominadas en el rubro dirección. En la misma ceremonia, la película argentina El secreto de sus ojos gana como film extranjero. Doce años después de Bigelow, se concedió el Oscar por dirección por segunda vez a una mujer: Chloé Zhao, por Nomadland. 

En 2018, a los 90 años fallece Reynaldo Bignone. El último dictador de la Argentina llegó al poder tras la derrota en Malvinas. Preparó el terreno para la transición democrática y dictó la autoamnistía que anularía Raúl Alfonsín. Antes, estuvo involucrado en el terrorismo de Estado. Fue parte de la represión en el Hospital Posadas y a su mando estuvo El Campito, centro clandestino ubicado en Campo de Mayo. En 1992 publicó el libro El último de facto. Al morir, tenía tres condenas a prisión perpetua y otras siete que superaban cada una los quince años de cárcel.