Autora de seis patentes en Alemania, España, EUA y México, la académica del ICUAP pertenece al reducido grupo de científicas nivel III del SNI

Autora de seis patentes registradas en Alemania, España, Estados Unidos y México, María de la Paz Elizalde fue en 1982 la primera mujer contratada por la BUAP con doctorado en Química, institución de la cual expresa: “Soy química, orgullosamente egresada de esta Casa de Estudios”.

Su larga y rica trayectoria académica de cuatro décadas ha dado como resultado más de 90 artículos publicados en revistas indizadas, su producción científica y su impacto arroja un índice Hirsch de 23, y la ha colocado dentro del reducido grupo de mujeres con el más alto perfil del Sistema Nacional de Investigadores: el nivel III.

Distinguida con las medallas al Mérito Académico Luis Rivera Terrazas, en 2014, y al Desempeño y Trayectoria Docente, en 2015, así como el Reconocimiento por Distinción “Herminia Franco”, en 2017, por sus contribuciones al desarrollo de la BUAP, su mayor aporte a la ciencia global es la demostración de la relación entre la estructura de las moléculas o grupos funcionales y su capacidad para adsorberse o retenerse por sólidos de particular porosidad y química superficial.

María de la Paz Elizalde, quien a la edad de 27 años se doctoró en Química por la Universidad Estatal de Moscú MV Lomonosov, la más antigua de Rusia, es profesora investigadora del Centro de Química del Instituto de Ciencias de la BUAP, desde donde ha desarrollado una prolífica actividad científica y docente que ha marcado su vida: “La investigación me ha hecho renacer con cada nuevo estudiante que ingresa al laboratorio para desarrollar un proyecto, con entusiasmo, talento, sed de conocimiento y un particular proyecto de vida”.

Adscrita al Cuerpo Académico Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencia de Materiales, mantiene una constante colaboración con grupos en Alemania desde 1997. De allí han surgido 13 proyectos oficiales con financiamiento en convenios suscritos con el Servicio Alemán de Intercambio Académico, el Centro Aeroespacial Alemán, el Ministerio Alemán de Educación e Investigación y la Dirección de Asuntos Internacionales del Conacyt.

En la Universidad de Karlsruhe, Alemania, donde Hertz demostró la existencia de las ondas electromagnéticas, actualmente Instituto de Tecnología de Karlsruhe, realizó una estancia posdoctoral en 1990. Así también, estancias sabáticas en el Centro Helmholtz de Investigación Ambiental, de Leipzig, Alemania, fundado en 1991, a raíz de la reunificación de Alemania, con colegas de la Universidad de Leipzig, donde años atrás trabajaron los laureados con el Premio Nobel, Bosch, Debye, Nernst y Ostwald.

Durante su año sabático, de 1998 a 2000, como becaria de la Fundación Alexander von Humboldt de Alemania, la cual evalúa con criterios de excelencia académica y liderazgo a candidatos de todo el mundo y en todas las disciplinas, se concentró en el desarrollo de materiales para adsorción de contaminantes: arsénico, flúor, colorantes, pesticidas y contaminantes de preocupación emergente, que aparecen como producto de la actividad humana y de los cuales no se conoce con exactitud los efectos que tienen en los organismos de los ecosistemas.

En investigaciones recientes ha estudiado la eliminación de agentes de contraste basados en gadolinio, los cuales son ampliamente utilizados en la técnica de diagnóstico por imagenología de resonancia magnética y se desechan en la orina del paciente una vez realizado el estudio, por lo que llegan al agua residual municipal donde los tratamientos convencionales no los destruyen. Parte del éxito de sus investigaciones radica en las temáticas que ha abordado en el campo de la adsorción y de la cromatografía, donde ha mostrado originalidad, innovación y rigor científico.

Sin embargo, considera que uno de sus mayores logros es la formación de recursos humanos de calidad y competitivos internacionalmente: “Estoy muy orgullosa de mis egresados; estoy segura de que producirán un efecto multiplicador a lo ancho y largo del país. Ellos ejemplifican cómo desde la trinchera de la educación superior se puede transformar la vida de los seres humanos, al convertirlos en individuos felices por dedicarse a lo que les gusta y ciudadanos útiles. Mi más grande satisfacción es la oportunidad que han tenido mis estudiantes mujeres para graduarse de un posgrado, a la par de su responsabilidad como madres, ya que sus hijos abrirán sus propias alas y ellas continuarán por el camino de la ciencia”.

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