La posibilidad de que Puebla requiera una mujer candidata es de 50 por ciento, luego de la que sigo creyendo que es una inconsistente decisión del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación
Ha pasado casi una década de que María Luisa fue la primera presidente del Movimiento Regeneración Nacional (Morena) en Puebla, desde antes que el instituto lopezobradorista obtuviera el registro nacional como partido político.
Han pasado más o menos 21 años, de que la hoy secretaria Albores Guillén y otros pioneros fundaron La Unión de Cooperativas Tosepan, en la Sierra Nororiental de Puebla.
Este martes, la titular de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) estuvo en Puebla. No volvió, porque está siempre muy cerca del estado.
La egresada de la Universidad Autónoma de Chapingo (UACh) llegó para la firma de un convenio marco de colaboración con el gobierno del estado, para el manejo de hidrocarburos, seguridad y medio ambiente.
El gobernador Miguel Barbosa Huerta, por si para alguien pasó inadvertido, la recibió con palabras de mucho afecto y reconocimiento:
“Celebro y doy la bienvenida a esta sede del Poder Ejecutivo del estado a María Luisa Albores, chiapaneca-poblana, orgullo de nosotros, hoy titular de la Semarnat…”
Y ella, que efectivamente nació en Ocosingo, Chiapas en 1976, pero que casi la mitad de su vida la había pasado en tierras poblanas, hasta ser secretaria de Estado, devolvió la deferencia y reafirmó el orgullo de su lugar oficial de residencia:
“Agradezco infinitamente la anfitrionía del gobernador, el licenciado Miguel Barbosa Huerta, muchas, muchas gracias. Como él decía, una servidora, chiapaneca-poblana, porque aún sigue mi residencia en Cuetzalan del Progreso. Cuando puedo aterrizar allá, también aterrizo allá, y mi casa es su casa, en Cuetzalan…”
El dato pude parecer incidental, sin importancia, casi anecdótico. Pero no.
Es más, debió haber preocupado mucho a los aspirantes a la candidatura de Morena a la gubernatura. Debiera tenerlos alertas.
Falta mucho para 2024 y, a pesar de los embates orquestados, la actual administración y su cabeza están sólidos.
Sin embargo, en las aspiraciones, a veces irracionales y desbocadas de algunos, desde San Lázaro, o con más prudencia desde el Senado, un dato no puede ser soslayado.
En 2024, junto con la elección presidencial, habrá la renovación de nueve gubernaturas, entre ellas Puebla.
La posibilidad de que Puebla requiera una mujer candidata es de 50 por ciento, luego de la que sigo creyendo que es una inconsistente decisión del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), en 2021, para aplicar el requisito de la paridad de género también en las contiendas por las gubernaturas, a pesar de ser cargos unipersonales.
Se tratará casi de un volado.
Si se requiere varón, por ejemplo, en Ciudad de México, Chiapas, Guanajuato, Jalisco, Morelos, Tabasco, Veracruz o Yucatán, donde también habrá elección de mandatario, el panorama puede cambiar para nuestra entidad. Cada hombre que se elija en Morena, es una oportunidad menos para una mujer y viceversa.
Y es entonces que vivir oficialmente en Cuetzalan y además tener arraigo de más de 20 años, logros de más de una década y haber sido la primera presidenta estatal de Morena adquiere ¡mucho sentido!
Más todavía si se es poblana (y chiapaneca) y se tiene la cercanía y afecto del caudillo.