«A pesar de todo lo que ha ocurrido, quiero quedarme y tratar de competir… Sigo enfocado en eso”, tuiteó el tenista serbio. 

Sin importar como termine la historia de “Novak Djokovic va a Australia sin haberse vacunado”, y a pesar de un favorable fallo judicial emitido el lunes, continúa la incertidumbre sobre si podrá jugar y hay muchas preguntas clave que el tenista número uno del mundo tiene que responder.

Para empezar:

-¿Por qué no se vacunó contra el COVID-19? Djokovic confirmó en un afidávit presentado como parte de su caso legal que no está vacunado y, de acuerdo a las normas del país, todas las personas que no tengan nacionalidad australiana deben estar vacunados contra el virus, a menos de que tengan una exención médica.

-¿Cuál era su plan para disputar el Abierto de Australia y tratar de conseguir su 21er título de Grand Slam y romper el récord si no hubiera dado positivo por COVID-19 el mes pasado? (Esa prueba fue su base para buscar una exención). ¿Estaba resignado a quedar fuera del torneo que ha ganado una cifra récord de nueve ocasiones?



-¿Por qué estaba en un evento público un día después de que recibió el resultado de la prueba positiva?

-¿Qué espera Djokovic de cara al futuro cuando viaje por el mundo con la intención de jugar en torneos en otros lugares que puedan tener requisitos de vacunación?

-¿Cómo le afectarán las más de 100 horas que pasó confinado en una habitación de hotel — mientras esperaba la apelación de la cancelación de su visa — tanto mental como físicamente si logra participar en un torneo que inicia el próximo lunes?

Djokovic tiene que abordar todos los temas planteados anteriormente durante un torbellino de sucesos que incluyó tomar un vuelo hacia Australia creyendo que podía ingresar al país que alberga el primer torneo de tenis de Grand Slam del año, un estadía de ocho horas en el aeropuerto de Melbourne, la cancelación de su visa después de que surgieron dudas sobre la exención médica que recibió, el fallo de un juez que anuló la cancelación de su visa y liberó al serbio de 34 años de edad sobre la base de que no le dieron suficiente tiempo para hablar con sus abogados antes de que le impidieran la entrada al país en el aeropuerto.

Cuando el lunes llegaba a su fin en Australia, el caso estaba en manos del ministro de inmigración del país, quien podría anular el fallo del juez y ordenar la deportación de Djokovic.

Y otra consecuencia aún peor: una acción de ese tipo le impediría la entrada a Australia a Djokovic por tres años. Viéndolo desde una perspectiva meramente deportiva, eso sería muy duro y significativo, debido a que le negaría la oportunidad a Djokovic de acumular más trofeos en el torneo de superficie dura que ha dominado de la misma manera que Rafael Nadal ha reinado en Roland Garros y que Roger Federer lo ha hecho en Wimbledon.

“A pesar de todo lo que ha ocurrido, quiero quedarme y tratar de competir… Sigo enfocado en eso”, tuiteó Djokovic justo después de la medianoche (hora local).



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