Sobre las emociones «negativas» en los últimos años se han llevado diversas investigaciones para determinar como operan en nuestro cerebro.

Hablar de la alegría, el miedo, la tristeza y la ira parece ser tan sencillo. Todos sabemos de qué se trata y mejor aún, decimos saber cómo se sienten cada una de ellas. Sin embargo esto no aplica para todos. Habemos quienes tenemos cierta dificultad para reconocerlas y sobre todo para hablar de lo que sentimos, aún cuando parece un absurdo no lo es para muchas personas que crecieron en ambientes donde expresarlas se tomaba como símbolo de vulnerabilidad, así que era mejor mantenerlas ocultas o reservadas para la intimidad.

Y es que la “toma de conciencia” de las emociones coincide con el boom de la era digital y así vemos a todo el mundo reclamando atención apelando a sus emociones, algo de lo que apenas se hablaba hace tres décadas. Dicho fenómeno fue acogido e impulsado por el consumismo y explotado desde la publicidad, y de la noche a la mañana vimos cómo un vehículo era ofertado por las sensaciones que despertaba más que por sus características y ventajas mecánicas o de innovación, y es para nadie es extraño esas escenas de gente feliz a la hora consumir tal o cual producto y que nos invita a experimentar dicha emoción, y es que muchas veces se nos olvida que los seres humanos más que animales racionales, somos animales emotivos, lección muy bien aprendida por las grandes corporaciones que buscan vendernos sus llamativos y deseables productos.

Y a todo lo anterior debemos agregarle un factor muy importante, que mantiene esa efervescencia emotiva en nuestro día a día: los teléfonos celulares y su nada despreciable y codiciada conexión a internet que nos permite tener a la mano y en tiempo real, cómo se siente una infinidad de personas cuyos estados de ánimo antiguamente ignorábamos ¿cuántas veces no hemos abierto Instagram y nos hemos quedado maravillados ante tanta gente feliz, deseando sentirnos como ellos en esas fotografías? Sin embargo pocas veces reflexionamos en la necesidad de mostrarse feliz y socialmente aceptados.

Aún cuando las emociones es una parte fundamental del ser humano, y que es de suma importancia mantener la conexión con las mismas; también es cierto que dividirlas en buenas y malas nos lleva a tener una gestión poco adecuada de ellas, ya que la sociedad contemporánea suele marcar es división y trata de eliminar lo que le resulta inaceptable, en este caso emociones chino la tristeza o la ira.

Lo cierto es que todas las emociones cumplen una función y por eso las tenemos. Lo vemos por ejemplo con la tristeza, una de las principales emociones del ser humano, y es aquella relacionada con el bajo estado de ánimo y la frustración. Suele ir de la mano de una serie de patrones de comportamiento observables que reflejan el dolor emocional que se siente y que a pesar de variar bastante entre individuos, suelen reunir varias características comunes: menor tendencia a socializar activamente, menor grado de activación general, tendencia a la introspección, mayor predisposición a llorar, y por supuesto, expresión de malestar en el rostro. Además tiene una fuerte función protectora. Nos permite tomarnos un tiempo para nosotros, volver a coger fuerzas y conservar nuestra energía para reintegrarnos a la normalidad.

Por otro lado la ira es otra emoción incomprendida y que a toda costa se trata de eliminar por asumirse como nociva o dañina. Lo cierto es que al igual que la tristeza es normal sentirla y nos dice algo de lo que estamos viviendo. Así pues es una emoción lucha y de la defensa, además puede bloquear en algunos casos el conflicto al intimidar al otro.o En cierta medida, la ira nos sirve para controlar y cambiar determinadas situaciones, para castigar a quienes nos han hecho daño y marcarles un límite. Debemos entenderla como una emoción movilizadora que se activa fisiológicamente, explica Brett Ford, de la Universidad de Toronto (Canadá). Y se puede usar, por ejemplo, para cumplir un objetivo físico y así ejercitarnos. Por otro lado la ira parece mejorar la persistencia y la perseverancia ante los desafíos cognitivos. También nos permite mantener una distraía psicológica.

Y es que hablar de las emociones y concretamente en las emociones «negativas» en los últimos años se han llevado diversas investigaciones para determinar como operan en nuestro cerebro y en todo el cuerpo. Y esto es muy importante porque nos permite desmitificarlas y poderlas comprender y vivirlas de manera responsable porque al final algo nos dicen acerca de nosotros y por los momentos que atravesamos en nuestra vida. Ahora bien nos gustaría saber ¿cómo viven ustedes, apreciados lectores, sus emociones? Ponemos a su disposición nuestras redes sociales para que nos cuenten.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *