Las alarmas vecinales despertaron a la gente, como también los fuertes toquidos de vecinos, policías y otros servidores públicos.

“Estamos encueradas y quemadas”, gritó una anciana a los policías que la encontraron entre matorrales, junto con otra mujer de edad, en San Pablo Xochimehuacan, donde las llamas alcanzaron sus cuerpos cuando trataron de ponerse a salvo.

Durante la madrugada del domingo, una persona murió y otras once resultaron lesionadas, entre ellas las dos personas de cabello canoso cuyos brazos y piernas exhibían manchas rosadas que daban cuenta de las lesiones causadas por el fuego de las explosiones e incendio de un ducto de Pemex, el cual registró una fuga por una toma clandestina que salió de control.



Hora: 01:34.

El reloj está a punto de retrasarse 60 minutos

El número telefónico de emergencia 911 recibe múltiples llamadas telefónicas.

Coinciden que en esta junta auxiliar hay una densa nube blanquísima que se mueve por el viento a ras de piso

El olor es penetrante.

Es gas.

Ubican la filtración de combustible en las avenidas Gasoducto y Ferrocarril.

Ahí encuentran una pipa y dos docenas de cilindros.

Evacuan en un radio de 300 metros en torno a este lugar

Después la orden se amplía a 500 metros.

Y, finalmente, mil metros.

Más de dos mil personas dejan sus hogares y buscan refugios.

De acuerdo con los habitantes de esa zona, las alarmas vecinales despertaron a la gente, como también los fuertes toquidos de vecinos, policías y otros servidores públicos.

Los afectados se alejaron rápidamente: algunos llegaron a la Central de Autobuses (CAPU), localizada como a tres kilómetros de distancia.

Otros sólo llegaron a la comunidad cercana de San Jerónimo Caleras, donde estacionaron sus autos y durmieron, con la esperanza de regresar pronto a sus hogares.

Unos más optaron por Panzacola, un pueblo de Tlaxcala que los apoyo con cobijo y comida ante la contingencia.

Ninguno se alejó lo suficiente para impedir que sintiera dos veces el movimiento de la tierra, como si fueran sendos temblores.

Tampoco, el estremecimiento de los cuerpos al momento del impacto de la onda sónica.

Para entonces, nadie sabe que más de 50 viviendas quedaron destruidas por los estallidos, que fueron reducidas a escrombros.

Mucho menos que hay múltiples ventanas con cristales rotos.

No falta quien llega para buscar a sus familiares que no contestan celulares.

Elementos de la Guardia Nacional acordonan la zona.

Bomberos de Puebla y Tlaxcala combaten el fuego.

Paramédicos De la Cruz Roja atienden a los heridos.

Funcionarios federales, estatales y municipales tienen una primera reunión en el bulevar Carmen Serdán.

Después otra, encabezada por el gobernador Luis Miguel Barbosa, en la estación de bombero localizada en la calle De los Palos.

Como a 100 metros, la explosión derruyó una ferretería.

A 200 metros, el módulo de acceso de la empresa Gas Provincia quedó destruida; sin embargo, las pipas con miles de litros de gas almacenados no sufrieron ni un rasguño.



Sí, la tragedia estuvo muy cerca de ser más grande, pero esos contenedores de la firma del estado de Hidalgo, lo que habría causado un estallido que habría multiplicado las afectaciones, los lesionados y también los muertos.

A las 6:30 de la tarde, la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) informó que los bomberos habían sofocado el fuego y cerrado las válvulas del ducto.

El regreso a casa está cerca; pero el riesgo no, porque los huachicoleros no dejaran de ordeñar la tubería.

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