Debemos aprender a identificar cuando estamos experimentando “hambre emocional” y hambre verdadera.

La comida ocupa un lugar muy importante en nuestra vida y en nuestra forma de relacionarnos, pues es muy común que cuando buscamos celebrar e incluso convivir con personas queridas, la comida esté de por medio y lo damos por hecho pero ¿te has puesto a pensar cómo es tu relación emocional con la comida? ¿Recurres a ella cuando estás estresado, triste o enojado? ¿Comes más de la cuenta cuando estás feliz o cuando sientes frustración? ¿Continuamente estás en dietas restrictivas que acabas rompiendo, después de frustrarte al no conseguir resultados o simplemente te sientes culpable después de comer ciertos tipos de alimentos? La comida puede ser una fuente de muchas emociones por el significado que le hemos dado a lo largo de nuestra vida, ya sea que lo hayamos aprendido en casa o sea resultado de la experiencia personal, entender qué tipo de relación tenemos, puede ser de mucha utilidad.

La Psiconutrición es una vertiente de la Psicología y no sólo se enfoca a los trastornos alimenticios como anorexia o bulimia, sino que aborda nuestra relación con la comida y tiene en cuenta nuestras emociones, conductas, así como nuestro contexto social y relaciones. Es muy útil cuando se trata de entender comportamientos que aunque no se engloben dentro de los trastornos alimenticios como tal, acarrean mucho malestar para quienes los padecen, como lo pueden ser: comer compulsivamente, tener atracones cuando se está nervioso, ansiedad o rechazo a cierto tipo de alimentos, rechazo al cuerpo y la tendencia a dietas crónicas.

Hemos normalizado la mala relación con la comida, a través de los mensajes repetidos incansablemente por los medios y redes sociales donde las dietas, secretos para adelgazar e imágenes de cuerpos perfectos, promueven una mala relación con la comida, asumiendo que no puede existir un punto medio entre disfrutar la comida y estar saludables. Hemos “aprendido” de manos de las influencers que los carbohidratos son malos, que la fruta nos hace engordar y que sólo restringiendo al máximo el número de calorías del día, podremos bajar de peso. Hemos “aprendido” también que se puede bajar milagrosamente varios kilos en unos días a través de técnicas que no solo pueden poner en riesgo nuestra salud, sino que siguen perpetuando la mala relación que tenemos con la comida, motivo por el cual sólo son soluciones pasajeras.

La Psiconutrición nos puede ofrecer estrategias, conceptos y teorías que nos ayuden a entender nuestra relación con la comida y eso nos permita trabajarla de una manera positiva. Éste enfoque pone toda la atención en nuestro mundo interno, volcado a través de la comida en conductas relacionadas con nuestra autoestima, entendiendo que la manera en que como, es la medida de qué tan bien me relaciono con la comida. A través de dichas herramientas podemos entender y trabajar las creencias asociadas a la comida ( como por ejemplo que hay comida buena y mala) e incluso aquellas que están asociadas a nuestro propio cuerpo, lo que nos lleva muchas veces a un rechazo sistemático que va desconectándonos de nuestras necesidades, percepciones y afectando aún más nuestra relación con la comida. Utilizando nuestras creencias y percepciones, como punto de partida, podemos aprender a relacionarnos de manera distinta con nosotros mismos y a la vez, sanar nuestra relación con la comida.

Debemos aprender a identificar cuando estamos experimentando “hambre emocional” y hambre verdadera, pues es muy común que tratemos de llenar vacíos a través de los distintos alimentos que consumimos y después de hacerlo, vienen las sensaciones incómodas de culpa y malestar que nos puede llevar a comer nuevamente, generando un circulo vicioso que nos puede atrapar durante mucho tiempo, sin tener la oportunidad si quiera de darnos cuenta de lo que está ocurriendo y poder detenerlo.

¿Has observado cómo influyen tus emociones a la hora de comer? ¿Llegas a comer de más o de manera compulsiva cuando tienes malestar? ¿Te sientes culpable después de haber ingerido cierto tipo de alimentos? ¿Sueles celebrar con comida tus éxitos? ¿Abres el refrigerador cuando sientes aburrimiento? Si alguna de estas preguntas te hizo eco, quizás podrías beneficiarte de la Psiconutrición para entender y mejorar tu relación con la comida, antes de que pueda a arrearte un malestar mayor.

Espero que les haya sido de utilidad lo expuesto en éste espacio y que podamos empezar a trabajar desde casa, las ideas erróneas sobre la comida, para poder evitar que dichas ideas puedan convertirse más tarde en algún trastorno alimenticio.

Recuerden que esperamos sus comentarios a través de nuestras redes sociales.

¡Hasta pronto! Nos leeremos nuevamente desde el diván.

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