Profesionalización en la comunicación política evitaría descalabros o sorpresas.

Las estrategias de campaña y la comunicación política, no son temas que deberían dejarse a la ligera, tampoco deberían dejarse estas áreas a la espontaneidad u ocurrencias. Son ambas, medulares para llevar a cabo una campaña exitosa por lo tanto ésas tienen que ser encargadas por profesionales en la materia.

Me explico, para llevar a cabo una campaña exitosa lo primero que se tiene que hacer es investigación: no sólo investigación cuantitativa realizadas por profesionales sino también y hecha por profesionales, investigación cualitativa para analizar el humor social del electorado. Las primeras nos dan una radiografía del momento y cuantos puntos porcentuales estamos por encima o por debajo de nuestros competidores, cuál es nuestro voto duro, el blando y el alcanzable. La segunda, nos da elementos que no son volátiles, como el voto, nos da elementos que bien analizados resultan de una correcta lectura del humor social.

Con base en lo anterior, se comienza a diseñar la campaña: trazo del territorio electoral, eventos, mensajes, audiovisuales, mensajes sectorizados, slogan de campaña, campaña de contrastes, palabras clave, posicionamiento, elementos para asociación del electorado con el personaje político para mayor penetración, entre otras muchas cosas que requieren tiempo, pero sobre todo expertos en la materia para poder realizar la mejor estrategia posible.

Se piensa coloquialmente que una campaña es para hablarle a nuestros semejantes, es todo lo contrario: ¡El voto duro ya lo tiene, vaya usted por el alcanzable! Ese tipo de cosas que se piensan coloquialmente, también se piensan en una campaña sino se tiene a profesionales contratados para ello, gente externa que mirará objetivamente y hará todo menos pensar coloquialmente o lo que es peor, pensar con el estómago.

Podríamos enlistar los errores que en materia de estrategia y comunicación política se cometieron en el país. Sin embargo, nada de eso es preocupante, nada preocupante si se compara con lo que se puede leer entre las líneas de los números y los colores.

LO BUENO:
1. Un sector del electorado que ha comenzado a pensar más que en sentir su voto.
2. La aceleración del uso de las redes sociales permite un papel más activo en la ciudadanía.
3. La inmediatez provocada por las redes sociales permite una ciudadanía demandandante de resultados y acciones concretas.
4. La clase media ha despertado y con ella una movilización genuinamente ciudadana como la vista en su participación al emitir su voto.
5. La alternancia que, si bien es reflejo de gobiernos poco eficaces, lo bueno es que la clase política no desestime el poder ciudadano y que sepa que cuando se gobierna mal, el electorado le bota (y le vota en contra).

LO MALO:
1. La polarización en el país y se puede apreciar en la elección de la CDMX.
2. El sentimiento colectivo sea de un extremo u otro es ira.
3. La ira en masas es muy peligrosa, el anonimato que da la colectividad es un huracán. Ya en anteriores colaboraciones decía tener cuidado con la polarización porque ella es un boomerang.
4. Las emociones negativas que ha provocado la polarización han sido más fuertes que el sentimiento de unión que pudo haber provocado la pandemia.
5. La poca inteligencia política en la gran mayoría de las y los candidatos de las pasadas elecciones.
6. La falta de humanismo en la gran mayoría de las y los candidatos de las pasadas elecciones.

LO FEO:
TODO ES IGUAL PERO MÁS BURDO.

PD: Quien suscribe cumple años el próximo viernes, nada me entusiasma más que vivir mis #$%& y tantos… viviendo en libertad, siempre en libertad. Abrazo grande para todas y todos queridísimos lectores y a celebrar la vida todos los días.

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