Su uso terapéutico se debe al psiquiatra suizo Carl Gustav Jung que identifica al mandala como una imagen innata del inconsciente colectivo.
Seguramente hemos visto en algún libro, en internet como plantillas imprimibles para colorear o hasta en artículos de decoración, esas hermosas figuras multicolores que tienen formas muy simples o elaboradas, construidas en forma de círculos concéntricos, pero ¿Sabías que además de elementos decorativos, estas figuras tienen usos terapéuticos?
Los mandalas han sido utilizados a lo largo de la historia en distintas culturas en diversas partes del mundo, porque gracias a su diseño, representan la naturaleza cíclica de los procesos de la naturaleza, de ahí que su nombre en sánscrito signifique «círculo sagrado» y que se haya visto como una forma de representar armonía y unidad a partir del equilibrio de sus formas y colores. Quizás las más conocidas son las tibetanas, que se realizan con arena pintada de colores y después de días o semanas de trabajo, se barren para recordar el carácter temporal de la vida, además de representar una vista a través de los ojos de Buda que se encuentra en el corazón de cada mandala tibetano y que induce a la meditación.
Su uso terapéutico se debe al psiquiatra suizo Carl Gustav Jung que identifica al mandala como una imagen innata del inconsciente colectivo, que nada tiene que ver con invenciones artísticas y al profundizar en el lenguaje simbólico del inconsciente, pues se dio cuenta de que independientemente de la cultura de donde provenga el individuo, se comparten ciertos elementos de concepción de la vida y los mandalas son una muestra de ello. Jung que se interesó tanto en el lenguaje simbólico del inconsciente, que se dio cuenta de que por medio de los mandalas se puede conectar profundamente y proyectar lo que sentimos y pensamos, a través de las figuras que elegimos, los colores que usamos, las combinaciones que hacemos y hasta los momentos en los que elegimos hacerlo. Es por ello que la psicología se ha interesado en su uso, en su corriente transpersonal se considera a los mandalas como un ejercicio para lograr una conexión profunda con uno mismo, en la psicología cognitiva y comportamental, se les considera como una herramienta muy útil para mejorar las funciones superiores como la memoria, la atención, la percepción, y la coordinación visomotora.
En el área de terapia ocupacional también han venido a favorecer la estimulación cognitiva y en el ámbito educativo, ha mostrado beneficios sobre la atención, concentración, disciplina y constancia.
En casa podemos tener beneficios al usarlos, pues no tienen ninguna restricción de edad. Podemos trabajar con ellos tanto dibujándolos desde cero, hasta imprimirlos y colorearlos, elegir alguno de un libro impreso o incluso en alguna aplicación para el teléfono o la tablet y obtener a cambio, relajación, liberación y estimulación creativa.
Una vez que lo terminamos, podemos prestar atención a los trazos y darnos cuenta si estábamos estresados por ejemplo si son muy marcados o percatarnos de nuestro estado de ánimo a partir de la gama de colores que usamos. Si hacemos de ellos una práctica habitual, podremos no solo mejorar el manejo del estrés y la concentración, sino que podremos además estar más conscientes de nuestros estados de ánimo.
Después de conocer los beneficios que tiene esta práctica ¿te animas a probarla?
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