Padecer Párkinson puede ser agotador, pues desde las primeras etapas se puede dificultar la vida diaria, desde el hojear un libro o tomar un lápiz.
Cada año desde 1997, el 11 de abril en el Día Mundial del Párkinson se busca crear conciencia sobre ésta enfermedad neurodegenerativa, crónica e invalidante, que afecta a más de 7 millones de personas en todo el mundo y que implica mucho más el característico temblor en el cuerpo que es quizás lo que más asociamos a la enfermedad.
¿Por qué hablar de ésta enfermedad si es muy probable que no conozcas a nadie que la padezca? se busca crear conciencia porque los investigadores identifican al Párkinson como una de las enfermedades neurológicas con mayor índice de crecimiento, ya que la incidencia de la enfermedad aumenta con la edad, y la población mundial está envejeciendo. Además, nuestros hábitos de consumo y el aumento de la longevidad también influyen en este crecimiento, por lo que se espera que para el 2040 el Párkinson superará los 12 millones de personas afectadas en el mundo.
¿Qué es el Párkinson?
Es un trastorno neurodegenerativo que afecta al sistema nervioso, de manera crónica y progresiva y se caracteriza por la pérdida de neuronas en la sustancia negra, lo que provoca disminución de dopamina, que ocasiona que se pierda el control del movimiento. Sin embargo, el movimiento involuntario no es el único síntoma, sino que va acompañado de síntomas neuropsiquiátricos como trastornos afectivos, alteraciones cognitivas, alucinaciones, delirios, demencia, trastornos de control de impulsos; así como alteraciones del sueño; lentitud, hipotensión, dermatitis seborréica, disfunción sexual, estreñimiento y hasta problemas de comunicación, entre otros.
¿Cuáles son las causas?
Contrariamente a lo que se piensa, no suele deberse a causas genéticas pues tan sólo entre el 6 y el 8% tiene familiares que han padecido la enfermedad, pues según la Family Caregiver Alliance, a pesar de que puede haber una predisposición genética, es posible que sea necesaria la exposición ambiental a determinadas toxinas como los pesticidas.
La enfermedad de Párkinson a pesar de estar asociada a personas adultas mayores porque su incidencia aumenta en mayores de 60 años, puede presentar en algunas personas, síntomas desde los 40 años, lo que nos habla de un proceso de evolución largo que deriva en la dependencia del paciente. Es por eso y por los síntomas tan diversos, que resulta un desafío para los enfermos y cuidadores que deben enfrentarse no solamente a las dificultades motoras y a todos los síntomas antes descritos, sino también a episodios ansiosos, depresivos e incluso alucinaciones aterradoras que representan un verdadero reto para ambos.
Padecer Párkinson puede ser agotador, pues desde las primeras etapas se puede dificultar la vida diaria, desde el hojear un libro o tomar un lápiz, por eso es tan importante que se pueda mantener una actitud positiva y activa desde el diagnóstico para que la persona lo pueda enfrentar mejor, pues la pérdida de capacidades trae consigo mucho miedo al ver la evolución de la enfermedad en otras personas, pero cada caso es distinto y la respuesta a los medicamentos, también.
El tratamiento debe ser multidisciplinario e incluye medicamentos, terapia física y psicológica y se puede complementar con actividades como el Tai Chi o algunos otros ejercicios moderados e incluso existen intervenciones quirúrgicas donde se implanta una especie de marcapasos en el cerebro, que produce estimulación profunda que ayudan a controlar los movimientos involuntarios hasta en un 80% pero no es apto para todos los pacientes.
Los tratamientos disponibles dependerán de la etapa en la que se encuentre el enfermo, pues dependiendo de ello, se priorizará la atención a lo síntomas motores o a los cognitivos y el acompañamiento deberá adecuarse a las mismas. Las necesidades de los pacientes suelen sobrepasar rápidamente al cuidador principal y por eso es muy importante el apoyo de familia y amigos para evitar que llegue al agotamiento.
Cómo podemos ver, el Párkinson es una enfermedad muy compleja que cambia por completo la vida cotidiana tanto de quien la padece, así como de quienes están a su alrededor y por ello debemos tomar conciencia de que significa más que tener temblor en las manos. Seamos más empáticos con quienes la padecen y si está en nuestras manos apoyar a algún cuidador principal, no dudemos en tender la mano.
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¡Hasta pronto! Nos leeremos nuevamente desde el diván.