Ante el crecimiento exponencial de casos y la visita del pontífice, las autoridades impusieron nuevas restricciones

El papa Francisco llega a Irak en medio de una segunda ola de contagios de coronavirus. En el país las autoridades debieron imponer fuertes restricciones a la vez que esperan el arribo del primer lote de la vacuna china Sinopharm en los próximos días.

El Ministerio de Salud atribuyó esa situación al relajamiento entre la población, que dejó de utilizar tapabocas y practicar la distancia social a medida que los casos bajaban y, sobre todo, a la aparición de la llamada cepa británica, mucho más contagiosa.

De acuerdo al vocero de la cartera sanitaria, Seif Al-Badr, la mayoría de las nuevas infecciones se produce en el oeste de la capital Bagdad, así como en las ciudades de Kerbala y de Nayaf, uno de los lugares más sagrados del islam chiita y a donde viajará Francisco en el segundo día de su gira.

Ante el crecimiento exponencial de casos y la visita del pontífice, las autoridades impusieron nuevas restricciones a partir del 18 de este mes y hasta el 8 de marzo, justo el día en que termina el viaje papal.

La medida incluye toques de queda nocturnos entre las 20 y las 5 que se extienden a un confinamiento total de viernes a domingos. Además, se impuso el cierre de algunos establecimientos no esenciales y multas más altas para quienes no usen tapabocas en espacios públicos.

Como en la gran mayoría de los países, la llegada de vacunas contra el coronavirus ocurre a un ritmo más lento que el deseado. Un primer lote del fármaco de Sinopharm, de un total de tres millones de dosis adquiridas, está previsto que llegue a Bagdad a fines de este mes, indicó el ministro de Salud, Hassan al-Tamimi, según la agencia de noticias Xinhua.

El 19 de enero pasado, el ente regular local aprobó el uso de emergencia del inoculante chino, algo que ya había hecho también con el de AstraZeneca y el de Pfizer/BioNtech, aunque ninguno de estos llegó todavía a Irak.

Al país le corresponden poco más de dos millones de dosis del de AstraZeneca mediante el instrumento Covax de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y tiene un preacuerdo de adquisición con Pfizer por 1.500.000 vacunas, pero la fecha de arribo de este fármaco se fue posponiendo ante las demoras en la producción global.

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