Hace casi 16 años, la periodista sabía que Kamel Nacif estaba muy enojado por el libro Los Demonios del Edén
“Me han llegado mensajes de gente que rodea a Kamel Nacif, diciéndome que está muy enojado por el libro”.
Esto me dijo Lydia Cacho hace casi 16 años, cuando me concedió una entrevista, la cual fue publicada en el periódico Síntesis el martes 5 de julio de 2005.
Tan sólo una semana después, el entonces conocido como El Rey de la Mezclilla promovió la denuncia de hechos 135/2005/DMS/21/AMPDE en contra de la periodista.
Como pruebas documentales, el empresario presentó un ejemplar del libro Los Demonios del Edén y una parte del tabloide que contenía el material periodístico, el cual fue cabeceado: Implican a empresario textilero con pederastia”.
Para el 2 de agosto de ese año, el Ministerio Público elevó la constancia de hechos a averiguación previa.
Nacif Borge compareció y presentó a dos testigos: Hannan Nakad Bayeh y Jorge Miguel Echeverria Vázquez.
El primero dijo que conocía a Kamel desde hacía unos 25 años, que era “una persona honesta y muy trabajadora y humana”
Sobre el libro, dijo que se refiere a su amigo “falsamente en forma dfiamante y calumniante”
El otro también aseguró que lo conocía desde hacía 25 años y que tenía un “comportamiento profesional serio y honesto”.
Debido a la obra de la escritora, destacó que el industrial se ha visto “muy angustiado y deprimido”.
(Ninguno se ruborizó al declarar, seguramente)
Seis días después, Kamel rechazó la alternativa de mediación propuesta por el Ministerio Público
Y el 2 de septiembre, la PGJ consignó la averiguación previa al Juzgado Quinto de Penal… sin detenido.
Habían transcurrido dos meses, sin que Lydia supiera que había una denuncia en su contra.
En aquella ocasión, cuando respondió mis preguntas, a propósito de su libro, la también activista me aseguró que había buscado infructuosamente una entrevista con Nacif; pero, “a raíz de un reportaje publicado en La Revista de El Universal, sí hubo llamadas de él y también de Miguel Ángel Yunes (otro implicado en la red de pederastas), pero al medio impreso… un poco para decir: aguas, no le muevan”
Desde el 5 de julio, cuando platicamos, hasta el 16 de diciembre de 2005, cuando la detuvieron, en la prensa local no hubo más información sobre la periodista.
Nadie dijo nada, la orden de aprehensión dictada por el juez Quinto de lo Penal pasó por debajo de la mesa, lo mismo que el oficio de colaboración girado de la PGJ de Puebla a su similar de Quintana Roo, el 13 de diciembre.
Cuando la detuvieron en Cancún, según el dictamen de la médico legíslala Rosalba Sánchez de la PGJ de Quintana Roo, Lydia estaba ansiosa y angustiada, padecía bronquitis aguda .
La aprehensión de Lydia me tomó en un cine, frente a un estreno, al lado de una pelizrroja, que optó por quedarse en la sala y que me dejó ir a trabajar.
La entonces senadora Lucero Saldaña estuvo al pendiente del traslado de 20 horas.
A las 10 de la mañana del 17 de diciembre, llegó Cacho Ribeiro al penal de San Miguel, escoltada por dos policías judiciales femeninos, quienes habían relevado a la pareja masculina a su ingreso a territorio poblano.
La escritora pagaría una fianza y recuperaría su libertad para iniciar una batalla legal para defender su nombre
De entrada, apelaría el auto de formal prisión. Le concederían la razón y desestimarían los cargos.
Pero la lucha apenas empezaba, una lucha de 15 años que tendría su momento más agudo cuando se difundió la grabación de una conversación telefónica entre el gobernador Mario Marín y el empresario Kamel Nacif, una lucha que parecía terminar cuando la SCJN exoneró al mandatario y que obtuvo su mayor victoria el pasado miércoles cuando fue dictado el auto de formal prisión contra Marín por el delito de tortura.
La lucha, no ha terminado.
Hay dos prófugos y faltan las condenas de todos.
Y recuerde. Nadie es completamente bueno ni completamente malo