El ejercicio del año pasado se antepuso a la titánica adversidad que supone peregrinar, casa por casa, con una epidemia en la mochila.


El Censo de Población y Vivienda permite conocer el volumen y estructura de la población, así como las características de los hogares. Se trata también de una oportunidad única para traer a primer plano a las regiones más alejadas en un sentido geográfico y epistémico. Pensar en datos implica trascender las cifras; cada número representa a una persona, un hogar y una familia que forma parte de la inmensa policromía que constituye a la República Mexicana.

El propósito de los censos es obtener una radiografía de las tendencias y cambios demográficos, económicos y sociales. Durante un foro organizado por la IBERO Puebla, el Mtro. Jorge Valdovinos Espinosa, director de la región Centro Sur del INEGI, compartió a detalle el modus operandi de la edición 2020 del censo.

Este consistió en una entrevista al jefe o jefa de familia entre el 2 y el 27 de marzo, justo antes de que la COVID-19 fuera declarada emergencia nacional. Por ello, la etapa de recuperación de rezagos fue postergada y desarrollada meses después.

Las nuevas temáticas abordadas por la encuesta involucran los equipamientos en tecnologías de la información, causas de migración, afrodescendencia, verificación de condición de actividad y el grado de limitación o discapacidad.

La innovación tecnológica más relevante fue la posibilidad de que las personas se autoenumeraran por internet o vía telefónica.

CENSO EN PUEBLA

El Mtro. Mario Gómez Soberón, coordinador en Puebla del INEGI, expuso al auditorio de la Universidad los resultados del ejercicio en la entidad, donde los representantes del organismo recorrieron más de 34,000 kilómetros cuadrados y visitaron tres millones de viviendas.

Puebla tiene 6,583,278 habitantes, lo que la convierte en la quinta entidad más poblada del país. La relación porcentual entre mujeres y hombres es de 52-48; en la capital, es de 48-52 a favor de los varones. La edad mediana pasó de 21 años en el 2000 a 28 años en 2020.

El experto destacó que la concentración de población se ha modificado en la zona centro del estado debido, entre otros factores, a las plantas automovilísticas. Esto explica que el 46% de la población se concentre en los diez municipios más poblados.

Por otro lado, uno de cada diez poblanos es hablante de una lengua indígena, mientras que 113,945 personas se autorreconocen como afrodescendientes. Sobre la tasa de participación económica de la población, destacó que, al igual que a nivel nacional, la presencia femenina ha crecido un 17.8% en los últimos diez años, lo que significa que el 48.2% de las mujeres mayores de 12 años tienen algún tipo de ocupación remunerada.

No obstante, casi la mitad de las personas no económicamente activas se dedican a los quehaceres del hogar, ocupación estructuralmente adjudicada a las mujeres.

RESULTADOS NACIONALES

De acuerdo con el censo, al 15 de marzo de 2020 éramos 126,014,024 mexicanos; en 2010, la cifra oscilaba en los 112 millones. Esto coloca a México como el onceavo país con mayor población a nivel mundial. Como esperaban los expertos, la tasa de crecimiento continúa a la baja.

El 51.2% de las personas en nuestro país son mujeres; el resto, hombres. La estructura de la población revela que hay menos niños que hace diez años, ensanchando los indicadores de jóvenes y adultos. La edad mediana sigue al alza: en dos décadas se ha pasado de una edad mediana de 22 años (2000) a 29 años (2020).

En temas migratorios, se constató que nuestro país es hogar de 1.21 millones de extranjeros; Estados Unidos, Guatemala y Venezuela son las latitudes de mayor procedencia. En contraste, las cuestiones familiares (46%), laborales (29%) y educativas (7%) son los principales factores que propician la migración a nivel interno.

Los nuevos indicadores revelaron que 2.57 millones de personas se autorreconocen como afromexicanas o afrodescendientes; esto es, el 2% de la población. Por otro lado, el 16.5% de mexicanos(as) vive con algún tipo de discapacidad, limitación en la actividad cotidiana o alguna condición mental. Las limitaciones para caminar, ver y oír son las más comunes.

MÁS ALLA DE LAS CIFRAS

El diseño de políticas y el entendimiento de la dinámica social no pueden hacerse sin información: son los datos los que permiten hacer análisis significativos de la realidad.

“El INEGI es una de las instituciones más sólidas y fuertes del país y que hacen que se reivindique la autonomía, salvo algunos casos específicos”, reflexionó el Dr. Miguel Calderón Chelius. Para el Coordinador del Observatorio de Salarios de la IBERO Puebla, el censo es una medida remedial a la mala información institucional del país. Un reflejo de ello es la discrepancia entre la Secretaría de Salud y el propio INEGI con respecto a las muertes por coronavirus.

Cuestionó la disminución en la tasa de crecimiento con respecto a la migración. La población mexicana migrante no siempre consagra su vida en otros lugares, lo que puede generar un efecto búmeran en el crecimiento poblacional con múltiples implicaciones económicas y sociales.

La COVID podría tener impactos en la esperanza de vida y las condiciones de envejecimiento. Sobre esto último, añadió que la natalidad se haya desacelerado: los niños siguen siendo la base, pero menos que hace una década. “El envejecimiento tendrá impactos en el diseño urbano y las estrategias integrales de salud, mismas que tendrán que comenzar a virar hacia el cuidado de la tercera edad por encima de la maternidad”, sentenció el especialista de la Iberoamericana Puebla.

Finalmente, Rosa Isela Vázquez Castro, jefa de entrevistadores del INEGI en Puebla, relató su experiencia durante la recolección de la información. En general, lo describió como un proceso ágil y con alta comprensión de los cuestionarios, donde, no obstante, existió cierta renuencia por parte de las clases altas durante el inicio de la pandemia.

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