«La marca Trump se ha vuelto «tóxica» porque está asociada con el caos y el racismo», comentó Tim Calkins de la Kellogg School of Management.
Un imperio económico construido sobre un nombre, un nombre asociado ahora a una carrera política. Cuando Donald Trump abandone la Casa Blanca el miércoles, tendrá mucho que hacer para rescatar su marca, que ahora es sinónimo de extremos.
Antes de convertirse en presidente, «la marca Trump era muy poderosa», dice Melissa Aronczyk, académica de comunicaciones en la Universidad de Rutgers, en Nueva Jersey.
«Era una marca comercial» de éxito, un «símbolo de triunfo», riqueza y éxito.
Desde hoteles de lujo hasta propiedades inmobiliarias exclusivas y campos de golf, el nombre de Trump está omnipresente en las entidades de la Organización Trump con sede en la icónica Quinta Avenida de Nueva York.
Pero los cuatro años de Trump en la presidencia, marcados por posiciones extremistas, y sobre todo los últimos días tras el asalto al Congreso por parte de sus incondicionales partidarios, han puesto el negocio de la dinastía en peligro.
La marca Trump se ha vuelto «tóxica» porque está asociada con el caos y el racismo, resume Tim Calkins, profesor de marketing en la Kellogg School of Management de la Northwestern University, quien duda de la capacidad de reposicionamiento de la marca. Según el experto, el daño ya es significativo.
Desde los hechos violentos en el Capitolio el 6 de enero, que dejaron cinco muertos, se han acumulado las malas noticias.
Muchas empresas han cortado sus lazos o se han distanciado de Donald Trump y su holding familiar.
El Signature Bank ya comenzó a cerrar cuentas del presidente, según una portavoz, mientras que Deutsche Bank ya no quiere hacer negocios con él, según medios estadounidenses.
En Nueva York, el alcalde demócrata rescindió los contratos que permitían a la Organización Trump administrar atracciones en Central Park y un campo de golf del Bronx.
El Campeonato de Golf de la PGA del 2022 no se celebrará en el club Trump National en Bedminster, Nueva Jersey. «Nuestra marca estaba en juego», dijo la semana pasada Seth Waugh, director general del organismo organizador.
– Deuda-
¿Pueden estos reveses poner en peligro la Organización Trump cuando la pandemia de covid-19 ya ha afectado gravemente a sus hoteles? Es difícil saber, ya que la galaxia Trump es opaca.
Como el grupo no cotiza en bolsa, las cuentas no se hacen públicas. Según la revista Forbes, el imperio Trump generó casi 2.000 millones de dólares en ingresos entre 2017 y 2019, principalmente de campos de golf, complejos turísticos exclusivos y clubes privados, regalías por licencias y compras. También de bienes raíces comerciales en Nueva York y San Francisco.
La AFP consultó a la Organización Trump sobre el impacto económico y los eventos violentos en el Congreso, pero no obtuvo respuesta.
La única certeza es que el grupo tiene una deuda de unos 400 millones de dólares.
«Es un porcentaje ínfimo de mi patrimonio neto», aseguró sin embargo Donald Trump en octubre pasado, según el diario The Washington Post.
La revista Forbes estimó el viernes su fortuna en 2.500 millones, contra 3.700 millones a fines de 2016, antes de su llegada a la Casa Blanca.
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