El seguimiento de las cargas virales puede ayudar a gestionar mejor los recursos de hospitalización para los pacientes con coronavirus.
Mientras los pacientes de la COVID-19 inundan los hospitales de todo Estados Unidos, los médicos se enfrentan a una pregunta imposible: ¿Cuántos pacientes en la sala de emergencias son más propensos a deteriorarse rápidamente, y cuáles son más propensos a combatir el virus y recuperarse?
Resulta que es posible que exista una manera de distinguir esos dos grupos, aunque todavía no se usa de manera generalizada. Decenas de trabajos de investigación publicados en los últimos meses concluyeron que las personas cuyos cuerpos estaban repletos de coronavirus a menudo se enfermaban de manera grave y tenían más probabilidades de morir, en comparación con los que portaban mucho menos virus y tenían más probabilidades de salir relativamente ilesos.
Los resultados sugieren que conocer la llamada carga viral —la cantidad de virus presente en el cuerpo— podría ayudar a que los médicos predigan la evolución de un paciente, distinguiendo a quienes pueden necesitar un chequeo de oxígeno solo una vez al día, por ejemplo, de aquellos que necesitan ser monitoreados más de cerca, explicó Daniel Griffin, médico especialista en enfermedades infecciosas de la Universidad de Columbia en Nueva York.
El seguimiento de las cargas virales “puede ayudarnos a estratificar el riesgo”, dijo Griffin. La idea no es nueva: durante mucho tiempo el control de la carga viral ha sido la base del tratamiento para las personas con VIH, por ejemplo, y de la contención de la transmisión de ese virus.
Se han hecho pocos esfuerzos para rastrear las cargas virales en los pacientes con la COVID-19. Sin embargo, este mes la Administración de Alimentos y Drogas estadounidense (FDA, por su sigla en inglés) dijo que los laboratorios clínicos podrían informar no solo si una persona estaba infectada con el coronavirus, sino además dar un estimado de cuánto virus tenía en su cuerpo.
Esto no es un cambio de política. Los laboratorios podrían haber reportado esa información todo el tiempo, según dos altos funcionarios de la FDA que hablaron con la condición de mantener su anonimato porque no estaban autorizados para comentar públicamente sobre el asunto.
Sin embargo, la noticia fue una grata sorpresa para algunos expertos, que durante meses han presionado a los laboratorios para que registren esa información.
“Este es un paso muy importante de la FDA”, dijo Michael Mina, investigador de salud pública de la Escuela de Salud Pública T. H. Chan de Harvard. “Creo que es un paso en la dirección correcta para aprovechar al máximo uno de los únicos datos que tenemos de muchos individuos positivos”.
El cambio de la FDA se produjo luego de una decisión similar del Departamento de Salud de Florida, que ahora requiere que todos los laboratorios reporten esa información.
La omisión de la carga viral de los resultados de las pruebas fue una oportunidad perdida no solo para optimizar los recursos clínicos de la cepa, sino también para comprender mejor la COVID-19, dijeron los expertos. Analizar la carga viral poco después de la exposición, por ejemplo, podría ayudar a revelar si las personas que mueren a causa de la COVID-19 son más propensas a tener cargas virales altas al comienzo de sus enfermedades.
Además, un estudio publicado en junio mostró que la carga viral disminuye a medida que aumenta la respuesta inmunitaria, “tal como se esperaría que ocurriera con cualquier virus antiguo”, dijo Alexander Greninger, experto en virus de la Universidad de Washington en Seattle, quien dirigió el estudio.
Un aumento en la carga viral promedio en comunidades enteras podría indicar una epidemia en expansión. “Podemos tener una idea de si la epidemia está creciendo o disminuyendo, sin depender de los recuentos de casos”, dijo James Hay, investigador postdoctoral del laboratorio de Mina.
Afortunadamente, los datos sobre la carga viral —o al menos una aproximación de esta— están fácilmente disponibles, incorporados a los resultados de las pruebas de PCR que la mayoría de los laboratorios utilizan para diagnosticar una infección por coronavirus.
Una prueba de PCR se realiza en “ciclos”, cada uno de los cuales duplica la cantidad de material genético viral originalmente extraído de la muestra del paciente. Cuanto más alta sea la carga viral inicial, menos ciclos necesita la prueba para encontrar material genético y producir una señal.
Un resultado positivo en un umbral de ciclo bajo, o Ct, implica una alta carga viral en el paciente. Si la prueba no es positiva hasta que se hayan completado muchos ciclos, el paciente probablemente tenga una carga viral más baja.
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