La Navidad también nos proporciona certezas y es justamente eso lo que necesitamos en un año tan caótico como éste.

Si algo ha quedado claro, es que pasando la celebración de Día de Muertos ha quedado inaugurada la temporada navideña y si bien es cierto que las tiendas departamentales nos tienen acostumbrados a adelantar las celebraciones para generar más ventas, en esta ocasión responde a otros motivos: el agotamiento acumulado de éste 2020 que ha sido un año completamente atípico y nos ha dejado un estado de estrés intenso, y el deseo del imaginario colectivo que quiere que al terminar el año todo lo que ha sucedido, quede atrás y el 2021 traiga consigo la normalidad. Es por ésta razón que hay incluso algunas personas que han colocado sus adornos navideños desde octubre, para tener un consuelo emocional de que esto está por terminar.

Las decoraciones navideñas generalmente traen consigo una sensación de felicidad porque tenemos asociadas imágenes positivas a ésta época y la magia que evoca nuestra niñez, pero no solo por eso que la sentimos como un consuelo, la Navidad también nos proporciona certezas y es justamente eso lo que necesitamos en un año tan caótico como éste. ¿Por qué nos trae certezas? Porque los rituales suelen ser los mismos cada año, porque es una celebración más o menos generalizada, porque al ser hacia finales de año, se percibe como el término de un ciclo y estamos más preparados para los cambios que en otro momento y difícilmente puedo pensar en alguna otra ocasión en que de manera tan global, estemos deseando el Año Nuevo.

Sin embargo todo este optimismo puede causarnos problemas, porque nos dejamos llevar más fácilmente por el impulso al sentir que está próximo un nuevo ciclo en el que podemos reiniciarlo todo y eso puede llevar a que nos relajemos demasiado, lo cual en éste momento donde la segunda ola de la pandemia ha dado comienzo en Europa, puede resultar muy peligroso. No se trata de no disfrutar de lo que nos pueda dar consuelo en éste momento, pero es importante no perder de vista la realidad y estar conscientes de que estamos en medio de una pandemia, cuyos efectos estamos lejos de ver. Tratemos de tener presentes no sólo las medidas de seguridad que se nos han recomendado desde el inicio de la pandemia, sino también expectativas más reales sobre lo que nos espera para el 2021, pues no acabará la pandemia el 1 de enero ni recobraremos la normalidad como tal.

Como ya hemos dicho antes en éste mismo espacio, estamos transitando por un duelo colectivo por la pérdida de la normalidad y aunque éste pareciera un buen momento para volver a la negación y fantasear sobre un reinicio sin enfermedad, debemos seguir avanzando en nuestro proceso y aceptar que las cosas no volverán a ser como antes, lo cual no quiere decir que no puedan ser buenas, sino que requerirán que dejemos de comparar con el pasado y demos un paso como sociedad hacia nuevas formas de relacionarnos e incluso de celebrar. Tomemos todo lo aprendido como las relaciones a distancia, para enriquecer las fiestas navideñas y normalicemos la búsqueda de contacto por cualquier medio, recordando que lo importante es hacernos saber el afecto que sentimos.

En vez de esperar que con el año, termine todo y volvamos a la vida de antes, tomémonos un momento para reflexionar y aprovechemos ese optimismo navideño, para ver los aprendizajes que nos está dejando esta situación. No nos dejemos llevar tan solo por el consumismo, pues creo que si algo tenemos que aprender de los meses de confinamiento, es que hay cosas más importantes que los objetos y que el mejor regalo es la presencia de nuestros seres queridos, no los expongamos a causa de ésta alegría exacerbada.

Así mismo seamos conscientes de que para muchas personas, la navidad no representa alegría, sino que está asociada a una profunda tristeza, ya sea por depresión navideña o porque han perdido seres queridos a causa de la pandemia y seamos empáticos con quienes no comparten nuestra visión de ésta época. No juzguemos a quienes se rehúsan a celebrar, pues en un momento tan complicado en que hemos perdido tanto, podemos hacer mucho daño sin querer.

Démonos la oportunidad de vivir esta época con entusiasmo, pero no bajemos la guardia porque la realidad nos seguirá esperando cuando pasen las fiestas. Nos gustaría saber cómo van a celebrar las fiestas y si ya piensan colocar sus adornos navideños, recuerden que esperamos todos sus comentarios a través de nuestras redes sociales.

¡Hasta pronto! Nos leeremos nuevamente desde el diván.

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