El Gobierno tailandés anunció el martes que ha prohibido Pornhub y otras 190 páginas web de pornografía, provocando la ira en redes sociales y una manifestación contra la decisión.
El ministro de Economía y Sociedad Digital, Puttipong Punnakanta, dijo que el bloqueo forma parte de los esfuerzos del Ejecutivo para restringir el acceso a sitios web de pornografía y apuestas, que son ilegales en Tailandia.
Tras el anuncio, los tailandeses iniciaron una campaña en Twitter bajo el ‘hashtag’ #SavePornhub (Salvemos Pornhub) con la que criticaron la medida. Tailandia, que cuenta con una industria del sexo mundialmente conocida, fue uno de los 20 países con más tráfico diario en Pornhub en 2019.
Los tailandeses fueron los que más tiempo pasaron en dicha página el año pasado, con una media de 11 minutos y 21 segundos, más que los ciudadanos de cualquier otro país del mundo. La campaña contra la decisión no sólo se dio en redes sociales.
Decenas de manifestantes salieron a la calle y se manifestaron frente al Ministerio de Sociedad Digital. Pornhub, por su parte, no respondió de forma inmediata a la solicitud de comentarios. La empresa de investigación de internet Top10VPN informó de un repunte en Tailandia de las búsquedas a través de Redes Privadas Virtuales (VPN), que ayudan a eludir la censura.
El aumento —que empezó el lunes a última hora, cuando el acceso a Pornhub quedó restringido— fue del 640% en comparación con la media diaria de septiembre-octubre. Algunos usuarios de internet preguntaron si la prohibición era para proteger la moral tailandesa o porque la página web contenía imágenes comprometedoras de la realeza.
El Gobierno de Tailandia se ha enfrentado durante los últimos meses a protestas de jóvenes y estudiantes que exigen la destitución del primer ministro, Prayuth Chan-ocha, antiguo líder de la junta, así como reformas para reducir los poderes del rey, Maha Vajiralongkorn.
“Si había alguien que no odiaba al actual Gobierno militar, ahora probablemente lo haga”, dijo un usuario en Twitter. Emilie Pradichit, directora de la Fundación Manushya, que hace campaña a favor de los derechos digitales, explicó que la decisión mostraba que Tailandia era “un país de dictadura digital, con conservadores en el poder tratando de controlar lo que los jóvenes pueden ver, decir y hacer en la red”.