El 15 de octubre de 2017 el Papa Francisco canonizó a Cristóbal, Antonio y Juan en Roma.
La Diócesis de Tlaxcala celebró este día el tercer aniversario de canonización de los Niños Mártires, Cristóbal, Antonio y Juan, que fueron elevados a santos por el Papa Francisco el 15 de octubre del año 2017 en una ceremonia en la Plaza de San Pedro del Vaticano.
En la homilía que se celebró con muy poca presencia de fieles en San Esteban Tizatlán, municipio de Tlaxcala, el Obispo Julio Cesar Salcedo Aquino pidió voltear la mirada a los niños y a los adolescentes para instruirlos en el evangelio para que tengan un encuentro con Jesucristo y se confíen a él.
Ahí también recordó que “la canonización de los Niños Mártires es para regresar nuestra mirada a lo esencial del evangelio, a la pascua, que no vayamos a caer en una situación en donde las canonizaciones son un motivo para guardar en los archivos la obra del espíritu, y no tiene que ser así al contrario esto genera vida es un anuncio y regalo grande que hemos recibido como Diócesis para responder a las situaciones adversas que estamos viviendo en estos momentos.
La generosidad, la creatividad, la valentía, la audacia, cómo se requiere ahora en estos tiempos de pandemia, en estos tiempos difíciles y adversos, necesitamos ser esa iglesia que responsa a lo que se va presentando”. También, subrayó que el tercer aniversario de la canonización de los santos tlaxcaltecas, los creyentes deben agradecer a Dios por el regalo de fe que alienta a remover aquellos ídolos que muchas veces evitan que haya avances en la misericordia de Jesús.
“Esta fiesta de los Niños Mártires nos ilumina, ellos supieron entender este mensaje del evangelio, escucharon la catequesis, el anuncio del reino de Dios, los asumieron y tuvieron el momento de luz, entregaron su vida a este proyecto”. Los tres niños indígenas perdieron la vida entre 1527 y 1529 por defender las creencias cristianas frente las costumbres prehispánicas.
Los niños mártires fueron canonizados por el grado de devoción popular entre la región del país, razón que no se ajustó al protocolo de canonización en el vaticano en el que los promoventes deben presentar, ante la máxima autoridad, las reliquias de los santos o las pruebas de milagros.