México tiene una alta dependencia del exterior, con altos costos de transferencias e importación de bienes y servicios tecnológicos y una incorporación tardía al avance en los cambios mundiales.
Hasta donde se sabe, se aprobó desaparecer 109 fideicomisos que representan alrededor de 68 mil millones de pesos, fideicomisos que contenían fondos destinados para atender programas de investigación científica y tecnológica, becas deportivas, desastres climatológicos, proyectos de salud, producciones cinematográficas entre otros.
Esta decisión inmediatamente despertó la inquietud y la preocupación de universidades, centros de investigación, organismos de la sociedad civil y fuerzas políticas porque al cancelarse estos fideicomisos, se detienen sus proyectos y actividades planeadas, señaló Marcos Gutiérrez Barrón, catedrático de la Facultad de Economía de la UPAEP.
Dijo que varios de estos proyectos y programas tienen un impacto muy importante para la sociedad y la economía en general del país; lo que implicó también la derogación del capítulo 4 de la ley de ciencia y tecnología, en donde se determinan las reglas para construir estos fondos de investigación. Gutiérrez Barrón externó que seguir adelante con esta propuesta de cancelar los fideicomisos es un gran error, ya que el desarrollo científico, tecnológico y la innovación son elementos centrales para alcanzar el crecimiento económico y el bienestar social en nuestro país.
Afirmó, “el destinar recursos para la investigación inciden en el crecimiento económico y bienestar social de México. La inversión que se realiza en investigación y desarrollo en México está por debajo de lo que marca los niveles en el plano nacional”.
Indicó que si se comparan estos índices con los de otros países, se debe considerar una inversión de 2.5% del producto interno bruto a investigación y desarrollo tecnológico, lo cual en México no es así, ya que en el país se está invirtiendo menos del 0.5% del PIB, una cantidad muy por debajo de la que se señaló antes.
Marcos Gutiérrez explicó que con estos rangos de inversión, México se ubica muy por debajo con respecto a otras naciones de la región, como Chile, Uruguay, Argentina y Costa Rica, países llamados emergentes o de ingreso medio.
En ese orden de ideas, dijo que entre los países que están invirtiendo el 2.5% del PIB a la investigación y el desarrollo, se encuentran Singapur, Francia, Finlandia, Dinamarca, Estados Unidos, Suiza, Suecia, Corea del Sur e Israel, que les ha permitido tener crecimientos sostenidos en su economía y lograr innovaciones en sus procesos productivos.
Enfatizó que no hay otra forma de fomentar la innovación si no es a través de destinar recursos a la investigación científica y tecnológica. Gutiérrez Barrón subrayó que en el caso de México, hay tres ingredientes fundamentales para que se logre esto. “Primero un compromiso del gobierno, segundo, que la educación incida y contribuya a ello, y la inversión, un aspecto muy importante es que se destinen recursos a la investigación, al desarrollo tecnológico y demás actividades que forman parte de estos fideicomisos”.
Manifestó que las naciones que no mantienen ventajas tecnológicas industriales para hacer las cosas de otra manera para generar nuevos procesos y herramientas, que den origen a nuevos dispositivos, generen un comercio más dinámico, prestar servicios, van a impactar de manera negativa en el bienestar de la población. Acotó que México tiene una alta dependencia del exterior, con altos costos de transferencias e importación de bienes y servicios tecnológicos y una incorporación tardía al avance en los cambios mundiales.
Por su parte, Herminio Sánchez de la Barquera, Decano de Ciencias Sociales de la UPAEP, dijo que las razones que da el gobierno federal para acabar con los fideicomisos, desbaratarlos y aprovechar ese dinero, “señalan que dentro de esos fideicomisos hay mucha corrupción y aviadores”, ante los que no dudamos que sí habrá casos en donde se presenten estas dos situaciones.
Pero aquí, el problema es el cómo, es qué está pasando y por qué arrasar con todos los fideicomisos, cuando lo recomendable es analizar cada uno de los casos. Manifestó que lo mejor es ir investigando cada uno de los casos y sanearlos de manera individual; porque cada uno es muy distinto y sería bueno investigar por separado para saber qué está pasando en cada uno de los casos y actuar de manera contundente.
Sánchez de la Barquera, refirió que no será fácil para el gobierno quedarse con los recursos de los fideicomisos y más cuando se habla de cerca de 68 mil millones de pesos; ya que intervienen tres actores, el fideicomitente quien es el que destina los recursos, los bienes para el fideicomiso, además, está el fideicomisario, quien recibe los beneficios y por último, el que recibe los bienes para operarlos según la ley.
Además hay que recordar que el dinero de los fideicomisos no sólo es de origen público, también hay recursos provenientes de donativos de empresas, de organismos internacionales, nacionales y los activos del dinero que se maneja en algunas cuentas y que generan intereses. Por lo tanto, se tiene que investigar cuál es el dinero del estado y los recursos económicos que provienen de otras fuentes.
Por ello es importante revisar caso por caso y cómo se va a aplicar el recurso. Abundó que varias personas de las que ya no van a recibir estos recursos, se van a amparar, porque son beneficiarias de esos fideicomisos, por lo que tampoco se podrán utilizar esos recursos de manera inmediata por el número de juicios que se puedan presentar.
Lamentó que el gobierno en lugar de buscar que el país siga progresando en temas de investigación científica, desarrollo tecnológico, en la cultura, el deporte, esté caminando hacia atrás, situación que es muy grave en estos momentos y sobre todo, conocer realmente cómo se van a utilizar esos recursos que en estos momentos, el gobierno federal quiere apropiarse.
En su intervención, Jaime Barrón Blanco, entrenador del equipo de Taekwondo UPAEP destacó que es una lástima que se pierdan este tipo de apoyos ya que, en específico en el plano deportivo, los atletas se están preparando para cumplir un sueño (Juegos Olímpicos) que han estado trabajando por 5 o 6 años. “Estos fondos dan un apoyo para el salto de calidad, es un error dar un corte de este tipo.
Estar presente en el Fondo para el Deporte de Alto Rendimiento (FODEPAR) es complicado ya que debes mantenerte entre los 16 mejores del mundo; cada 6 meses te están evaluando”.
Agregó que el recurso que se otorga a través del FODEPAR está basado en las competencias que cada deportista tiene y la proyección que pueda tener cada atleta; por tal motivo es cuantificable y en ese sentido se podría evaluar quién sí lo merece y quién no.
Barrón Blanco expuso que antes de la aparición del FODEPAR (1998) el promedio de medallas olímpicas para México era de 1.4 por edición, mientras que a partir de Sídney 2000 se incrementó a 5.4 el promedio de preseas.
Sobre la cantidad de dinero que se le otorga a cada deportista, explicó que no hay una cifra definida, pues existe un tabulador que marca los recursos que se otorgarán de acuerdo a dónde se encuentra ubicado el atleta y la proyección de resultados que pueda llegar a tener.
Concluyó declarando que en México se necesita hacer un examen de conciencia para ser solidarios, buscar ese liderazgo para un bien común para científicos, deportistas y la sociedad en general.