Varios activistas han ocupado árboles, pero se cree que la protesta de Julia es la que más ha durado.
¿Qué harías tú para evitar que un majestuoso árbol de 1.500 años fuera víctima de las sierras de una maderera?
¿Arriesgarías tu vida, habitando un espacio en las alturas no más grande que una cama sencilla, a la intemperie, pasando frío, hambre, dolor y aislamiento?
¿Cuánto aguantarías?
Pues Julia «Butterfly» Hill, una activista medioambiental, vivió en la cima de un a milenari a secuoya en el norte de California durante 738 días para evitar que la talaran.
Sólo aceptó ponerle fin a su increíble protesta y bajar del árbol después de ganar su batalla para protegerlo, así como el área que lo rodeaba.
Varios activistas han ocupado árboles, pero se cree que la protesta de Julia es la que más ha durado .
«Creo que a quien quiera talar un árbol de estos debería ordenársele vivir en él durante dos años», dijo al programa Witness del Servicio Mundial de la BBC sobre su hazaña.
«Bellos y sagrados»Las secuoyas son árboles monumentales, oriundos de California, Estados Unidos..
Pueden crecer hasta alcanzar los 75 metros de altura, tener troncos de nueve metros de diámetro y vivir miles de años.
«Cuando llegué a California por primera vez y entré en el primer bosque ancestral, quedé muy conmovida e impactada por lo bellos y sagrados que son y se sienten», comentó Julia a la BBC.
Desafortunadamente, desde la colonización del territorio californiano por culturas occidentales, la continua tala de este recurso natural diezmó los bosques.
«Al inicio de mi activismo, tomé conciencia de que el 97% de los bosques de estas secuoyas milenarias ya se había destruido «, explicó.
En California se inició una forma de protesta a finales de los 70 conocida como la ocupación de árboles ( tree sitting , en inglés), viviendo en ellos para protegerlos de la tala.
Julia Hill, a quien apodaron Butterfly (Mariposa) a los siete años, había estado viviendo con unos activistas del medioambiente en el condado de Humboldt, en el norte de California.
El grupo estaba enfrentado a una empresa maderera que talaba las secuoyas de la región.
Necesitaban a alguien que ocupara un árbol para atraer atención a la causa.
Julia se ofreció voluntaria, pensando en que sólo tendría que estar subida a l árbol unas dos semanas, tal vez un mes.
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