Es imposible determinar en este momento si esas posibles secuelas identificadas son temporales o permanentes.
Siete meses después de que emergiera la covid-19, se ha confirmado el contagio de más de 20 millones de personas y se considera que alrededor de 12 millones se han «recuperado».
Mientras la comunidad científica busca una vacuna efectiva contra el SARS-CoV-2, los médicos tratan de entender las consecuencias a medio y largo plazo que puede provocar el virus a aquellos que han estado expuestos.
Una serie de estudios publicados en los últimos meses y la observación clínica de profesionales que están en primera línea ofrecen claves sobre las posibles secuelas de la enfermedad.
No obstante, es imposible determinar en este momento si esas posibles secuelas identificadas son temporales o permanentes.
Se sabe, por ejemplo, que algunos síntomas pueden persistir no solo en los casos más graves de la enfermedad y que, además del daño a los pulmones, el SARS-CoV-2 puede afectar al corazón, los riñones, el intestino, el sistema vascular e incluso el cerebro.
Dificultad respiratoria
El neumólogo Gustavo Prado, del Hospital Alemán Oswaldo Cruz en Sao Paulo (Brasil), asegura que ha recibido un significativo volumen de pacientes que registraron una covid-19 moderada y que sufren, por ejemplo, cansancio y dificultad respiratoria.
Uno de los primeros estudios sobre la función pulmonar de los pacientes que habían sido dados de alta en China mostró, el pasado abril, que la reducción de la capacidad pulmonar era una de las principales consecuencias observadas, incluso entre aquellos que no estuvieron en estado crítico.
Difundido en abril en la publicación especializada European Respiratory Journal, el informe subrayaba la incidencia de un fenómeno similar en epidemias causadas por otros tipos de coronavirus, como el SARS y el MERS, en los que esta secuela duraba meses o años en algunos casos.
Recientemente, un estudio publicado en el Journal of the American Medical Association (JAMA, por sus siglas en inglés) concluyó que, entre 143 pacientes evaluados en Italia, solo el 12,6% había sido ingresado en cuidados intensivos, pero el 87,4% reportaba la persistencia de al menos un síntoma -entre ellos, fatiga y dificultad respiratoria- más de dos meses después de ser dados de alta.
«Hemos visto una demora en la recuperación total de pacientes que estuvieron en condiciones moderadas [de la enfermedad]», señala el neumólogo João Salge, del centro brasileño Fleury.
Muchos de estos pacientes, indica, vuelven a sus actividades diarias, pero siguen sufriendo cansancio o ven su productividad o calidad de vida afectadas.
El médico recomienda a estos grupos que realicen ejercicio físico, respetando las limitaciones del momento, y que traten de desafiar a su organismo paulatinamente para que se recupere.
No obstante, aún se desconoce cuánto pueden durar estos síntomas.
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