La falta de personal médico especializado, de medicamentos y los vicios generados por el propio sindicato estatal de salud son parte de la problemática.
Con la muerte de una neonata ocurrida el pasado miércoles, suman ya tres decesos en los últimos dos meses y eleva a 20 el número de casos ocurridos por presuntas negligencias médicas en el Hospital General de Cuetzalan, desde el año 2015.
A pesar de las dos recomendaciones emitidas por la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH)y otras dos más giradas por la Comisión de Derechos Humanos de Puebla (CDHEP), siguen registrándose fallecimientos de recién nacidos en el nosocomio. Según las fuentes consultadas, la falta de personal médico especializado, de medicamentos y los vicios generados por el propio sindicato estatal de salud, han dejado como consecuencia la pérdida de vidas de varios bebés. LA
ÚLTIMA MUERTE
El pasado miércoles alrededor de las 22:30 horas, una mujer inició con contracciones, por lo que acudió al Hospital General de Cuetzalan, donde fue atendida, sin embargo, le indicaron que todavía no era momento para que se llevara a cabo el parto, incluso, una de las enfermeras regañó a la fémina por no haber acudido primero a su clínica, a lo que la madre respondió que asistió, pero no había doctor que la atendiera.
En el nosocomio le dieron una orden para hacerse unos estudios y le dijeron que podía regresar a su casa. La cita del siguiente día era a las 8:00 de la mañana, tenía que llegar en ayunas y le recetaron tomar paracetamol para el dolor, incluyendo el de la cabeza y el vientre.
Ese día la frecuencia cardíaca del bebé era normal, de 140 latidos por minuto, según le dijo el propio personal médico. No obstante, le dijeron que regresara hasta que los dolores fueran más fuertes, además de que le negaron el servicio de laboratorio y le dieron cita hasta las 12:00 horas del pasado jueves, argumentando que no podían realizarle los estudios en ese momento.
La pareja decidió ir con el médico que les había llevado el control del embarazo para tener una segunda opinión. Ahí, el galeno tras una revisión se dio cuenta que la frecuencia cardíaca del neonato había disminuido, pues marcaba 108.
El doctor les indicó que fueran al centro hospitalario lo más pronto posible para que pudieran recibir atención médica urgente, y a su vez se comunicó con el área de ginecología del Hospital General de Cuetzalan, señalando que era necesaria su intervención. Poco después la mujer fue ingresada al hospital.
En el lugar, la ginecóloga indicó al hombre que tendrían que operarla de emergencia, sin embargo, minutos después se reportó el fallecimiento de la pequeña.
Tras el penoso hecho, la familia refirió que la fémina estuvo delicada y en observación, incluso, señalan que deben comprar algunos medicamentos ya que el nosocomio no tiene en existencia.
Al momento de la entrevista, el esposo de la mujer no había podido presentar la denuncia correspondiente ni queja ante la CDHEP, porque tenía que estar al pendiente de ella.
Asimismo, culpó el actuar del personal del hospital pues indica, no los atendieron cuando debían, aun cuando la habían llevado un día antes. “Era un ser que esperaba con ansias, ya no puedo tenerlo entre mis brazos”, dijo el familiar consultado entre sollozos.
POBLACIÓN MÁS VULNERABLE
Es importante decir que las 20 muertes de neonatos ocurren entre la población indígena de habla náhuatl, en condición de vulnerabilidad social, mismos que derivan de una infraestructura endeble de los servicios de salud del Estado que no resuelven las necesidades básicas de la comunidad.
A ello se suman los vicios organizacionales generados por el sindicato de la Secretaría de Salud del Estado, que no sólo ata a quienes han llegado de directores, sino que no genera una atención que sea sensible a las necesidades de la población: «los 20 casos solamente son la punta del iceberg, solamente captamos una parte de lo que realmente está ocurriendo, tener la cifra oficial o revelarla sería un desastre», reveló la fuente consultada.
«La problemática no sólo es el hospital, hace falta comprender que el primer nivel de atención recae en el IMSS, instancia que no está funcionando, no cubre las necesidades de la gente; hay una clínica muy pequeña que sólo tiene atención médica entre semana durante el día y no todos los días; las noches y fines de semana no hay quien cubra la atención médica», puntualizó la misma fuente.
PREVIAS DENUNCIAS
El pasado 11 de junio, esta casa editorial dio cuenta del caso de la joven indígena de 16 años que, por aparente negligencia médica también dio a luz a un bebé sin vida, pues acudió desde el 28 de mayo a una revisión y para el 2 de junio, aún no había recibido la atención necesaria. Por esas fechas hubo otro caso, la afectada no quiso hacer nada. Según informó en aquel entonces Asuani López Díaz, responsable de la Unidad de Comunicación Social y Relaciones Públicas de la CDHEP, además de abrir la investigación de oficio, se aplicará el protocolo que inicia con la solicitud de información a las autoridades involucradas y las actuaciones que se llevaron a cabo.
FALTAN POLÍTICAS PÚBLICAS: ACTIVISTA
El contexto de la problemática lo dio Leonel Rivero, activista y coordinador general de Defensa Estratégica en Derechos Humanos A.C., quien en febrero de 2019 compartió información de un caso que podría derivar en la tercera recomendación hecha por la CNDH hacia la Secretaría de Salud Estatal, y que también había derivado en el fallecimiento de un bebé en el 2017. Para el 1 de febrero de 2019,
El Sol de Puebla documentó al menos otras 15 muertes más ocurridas entre 2015 y 2018. Para el activista, estos casos muestran la falta de políticas públicas con perspectiva de género, la falta de atención a zonas de alta marginación y la falta de equipo y personal médico.