Las salidas a la calle a lugares tan cotidianos como el súper, el trabajo o la farmacia, se ha convertido en un ritual de limpieza que está motivado por el miedo.
Dentro de los muchos desafíos que enfrentamos dentro de la pandemia, uno muy significativo es el proceso de duelo, pues no solo me refiero a la gente que lamentablemente está perdiendo a sus seres queridos a causa del COVID, sino a los muchos duelos a los que nos estamos enfrentando como sociedad y en lo individual. Cabe recordar que el duelo no sólo se refiere al proceso que se vive al perder a un ser querido, sino que comprende todos los cambios importantes en nuestra vida, que constituyen en sí mismos, una pérdida.
Durante esta pandemia, nos hemos enfrentado a la pérdida de la tranquilidad, de la convivencia, del empleo en muchos casos, de la libertad de algún modo y de la idea de la salud, pues es muy común que cuando se presenta algún síntoma físico, la primera opción sea creer y temer que sea Coronavirus, aún cuando tenga otro origen. De la misma manera, las salidas a la calle a lugares tan cotidianos como el súper, el trabajo o la farmacia, se ha convertido en un ritual de limpieza que está motivado por el miedo. Todos estos cambios, han sido ocasionados por lo que se ha llamado la “nueva normalidad” pero en sí misma, es una contradicción porque no será normal, porque implica una adaptación que está siendo muy difícil para algunas personas y eso lo vemos por ejemplo en el uso del cubrebocas.
Los duelos que estamos atravesando en ésta situación, aunados a no poder estar cerca de la familia, los amigos o la pareja, genera que experimentemos un grado de estrés que nos es desconocido, porque no tenemos el mismo acceso a nuestra red habitual de apoyo y aunque estemos en contacto virtual, no logra cubrir nuestra necesidad emocional al estar atravesando duelos múltiples. Eso sin contar a aquellos procesos que están atravesando quienes han perdido familiares a causa de la enfermedad, aquellos que han estado enfermos, aquellos que se separaron o se encuentran en medio de un duelo iniciado antes de la pandemia.
El duelo es un proceso sumamente desgastante en todos los sentidos, pues puede presentar síntomas tanto físicos como emocionales y eso aunado a la híper conexión que estamos atravesando a causa de la escuela online o el home office, se elevan los niveles de estrés, así como los de desánimo y se agudizan problemas de sueño, que ocasionan bajo rendimiento y procesos de duelo más largos.
¿Qué podemos hacer para sobrellevar mejor los duelos que podemos estar atravesando?
- Asumir que estamos en duelo, que no vamos a comportarnos ni rendir como normalmente lo haríamos, es decir, no sobre exigirnos.
- Organizar nuestras actividades a través de horarios, nos ayudará a tener un mejor control de nuestro tiempo.
- Destinar algún tiempo a alguna actividad recreativa, aunque sean unos pocos minutos al día, puede marcar una gran diferencia.
- Llevar un diario o una bitácora de cómo nos sentimos, nos ayudará a ser más conscientes de nuestras emociones y a desahogarnos de una manera controlada.
- Hablar de nuestros duelos, aún cuando sea a través de la tecnología, será muy útil.
- Realizar rituales personales en casa, si es que se ha perdido un ser querido, puede ser de mucha ayuda para asimilar la pérdida.
- Cuidar los horarios de sueño, es indispensable para recobrar energía.
Debemos tratar de asimilar que el mundo tal y como lo conocíamos, ha cambiado. La normalidad requiere de adaptación y eso únicamente podemos lograrlo, a partir de dejar de comparar cómo eran las cosas o esperar que cuando “todo esto pase” nos espere lo mismo. El poder enriquecedor del duelo radica justamente en que nos obliga a cambiar, a ser más flexibles, a entender que no tenemos control sobre lo que sucede a nuestro alrededor y aprendemos a apreciar lo que tenemos en el presente, a valorarlo y a ser más compasivos con quienes están ajustándose apenas a una realidad distinta, que no será ni mejor ni peor, sino simplemente distinta.
Recuerden que esperamos sus comentarios y sugerencias a través de nuestras redes sociales y que si sus actividades se los permiten, quédense en casa.
¡Hasta pronto! Nos leeremos nuevamente desde el diván.