En esta ocasión, se abrirán virtualmente las puertas a legítimas expresiones muesográficas virtuales que permanecen cerradas ante la contingencia.
La experiencia parece ser muy real: basta con girar la manija de la puerta número 247 y ya se está adentro del Museo de la Casa Azul en bohemio barrio colonial de Coyoacán, al sur de la capital mexicana, que ante la emergencia sanitaria creada por la COVID-19 ha cerrado su ingreso al público.
La residencia con enormes jardines en la que vivió la pareja de artistas Frida Kahlo (1907-1954) y Diego Rivera (1886-1957) permanece accesible solo a quienes puedan tener un computador y un teléfono móvil.
Si se quiere mejorar la experiencia, unas gafas de tercera dimensión de apenas 10 dólares permiten entrar al mundo de principios del siglo XX, donde se refugió el revolucionario ruso León Trotski, asesinado a dos cuadras de la célebre Casa Azul, donde la pareja de artistas plásticos comunistas lo albergaban.
«Naturalmente no es lo mismo, pues la experiencia en persona es distinta (…), pero estas nuevas maneras digitales de acercarnos a las experiencias culturales nos dan otro tipo de acceso», comenta la profesora de arte Ana Mellet, del Instituto Tecnológico de Monterrey.
El próximo 18 de mayo se celebra el Día Internacional de los Museos, una jornada habitualmente alegre y casi festiva, que este año no será de igual por el confinamiento masivo.
Tierra de museos
Con más de 170 museos y 43 galerías activas, la Ciudad de México ocupa el segundo lugar entre las capitales con mayor número de estas instituciones, solo detrás de Londres, según el índice mundial de parques temáticos y museos del mundo, en el que supera a conocidas urbes culturales como París, Madrid y Buenos Aires.
Ahora a través de Internet es posible acceder a la Casa Azul y se puede hasta ingresar a la cocina de color ocre donde Trotski tomaba el té con la pareja de pintores.
Un visitante virtual puede ingresar a esa famosa vivienda, que ocupa una esquina completa a pocas cuadras de la catedral colonial de Coyoacán, que significa Tierra de Coyotes en lengua náhuatl.
El museo narra que allí nació, convaleció de un accidente, pintó y murió Kahlo, la emblemática pintora del surrealismo mexicano, que sorprendió al propio escritor André Breton, pionero del movimiento cultural.
El teórico francés viajó a conocer a Trotski antes de redactar el Manifiesto por un Arte Revolucionario Independiente.
«Vale la pena experimentarlo y entender cómo esta pandemia, junto con las medidas de prevención que se tomaron, cambiaron muchísimo ciertas actividades, incluyendo las formas de acceder a la cultura», subraya la profesora Mellet.
Rico patrimonio
Normalmente la más visitada de estas instituciones es el Museo Nacional de Historia que desde el Castillo de Chapultepec, levantado en una colina de la capital donde vivieron Maximiliano de Habsburgo y su esposa Carlota en el siglo XIX, primer emperador de México.
La fortaleza, que recibe 2,6 millones de visitantes al año, domina el recorrido de la populosa y ahora vacía avenida arbolada del histórico Paseo de la Reforma, que enfila hacia el Centro Histórico de la capital.
Enfrente se encuentra el enorme Museo de Antropología, que contiene la más vasta colección de arte prehispánico de todas las culturas que habitaron el territorio mexicano en tres milenios, y conocido en el mundo por albergar la piedra ritual llamada Calendario Azteca, recibe 1,96 millones de visitantes.
Le sigue el Museo del Templo Mayor, que en el centro de la capital mexicana permite recorrer las ruinas de la antigua urbe indígena de Tenochtitlán, descubierta por casualidad en 1978.
El hallazgo lo hicieron trabajadores de una empresa de electricidad que se toparon con un monolito gigantesco de origen prehispánico cuando realizaban trabajos para modernizar la red de suministro.
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