No hay lugar donde no se encuentre un globero, ya sea en parques, centros históricos, alamedas, quioscos, plazas comerciales, zócalos y hasta afuera de las escuelas.


Uno de los oficios más antiguos y tradicionales de nuestro país, el favorito para todos los niños, pues éste se encarga de llevar alegría a los más pequeños, no hay ilusión más grande de un niño que llevar en su mano un globo.

No hay lugar donde no se encuentre un globero, ya sea en parques, centros históricos, alamedas, quioscos, plazas comerciales, zócalos y hasta afuera de las escuelas. Y es muy fácil distinguirlos, ya que las enormes bolas de colores que flotan entre los árboles se pueden ver desde cualquier lugar.

Ellos son globeros por tradición, de generación en generación, y saben que pueden desaparecer.

Con un silbido que pronto distinguimos y sabemos de quien y de que se trata, y nos hace correr por un globo o una pelotita, listos para empezar a jugar con él. Los precios varían, las formas y tamaños también, los hay sencillos y de diversas figuras, transparentes, de colores y metálicos.

Globos, globos de colores, un grito que está en nuestra mente, y muy presente en nuestra infancia, pero que siendo ya adultos no olvidamos.

Oficio que tiende a desaparecer, pues hoy en día los niños ya no van a los parques, ya no salen en familia para disfrutar de un lindo día caminando y jugando donde encuentren espacio libre para hacerlo.

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