Según los hallazgos, desde los años 80 se ha acelerado la incorporación de las mujeres en el mercado laboral mexicano.
La participación económica de las mujeres tiene una clara tendencia a incrementarse. No obstante, se ha dado bajo condiciones de explotación, no necesariamente como un proceso de liberación.
El Observatorio de Salarios de la IBERO Puebla y Ciudad de México presentó sus hallazgos en materia de género. Se trata de un esfuerzo conjunto de académicas, académicos y estudiantes para comprender un fenómeno complejo con múltiples causas y efectos.
Durante la exposición de los hallazgos, el Dr. Miguel Calderón Chelius, coordinador de la Licenciatura en Ciencias Políticas y Administración Pública e integrante del Observatorio, recordó que, pese a las posibles controversias, la desigualdad es real y queda reflejada en los datos. Según los hallazgos, desde los años 80 se ha acelerado la incorporación de las mujeres en el mercado laboral mexicano.
No obstante, esto se ha dado de manera violenta. “Esto implica salarios dispares, condiciones precarias y falta de prestaciones.
En cuestiones de familia, afecta al cuidado de las y los más pequeños del hogar”, dijo. Existen diez horas de diferencia en el promedio de horas trabajadas remuneradas: 62.77 de mujeres por 52.02 de los hombres. La situación se agudiza en el sector informal, pues ellas (35.69) trabajan más del doble de horas que los ellos (14.5).
En cuanto al trabajo no remunerado, continuó Calderón Chelius, las mujeres dedican 26 horas semanales a actividades sin retribución económica, principalmente de cuidado del hogar, en contraste con las ocho horas de los hombres.
La población femenina recurre al trabajo informal debido a su flexibilidad de horarios, pues, además de trabajar, son ellas quienes se encargan del cuidado del hogar y los hijos.
En contraparte, en el empleo formal, el promedio bajo de salarios es consecuencia de que las mujeres ocupan posiciones laborales en la parte baja de la escala salarial. Finalmente, ofreció un panorama sobre la tasa de homicidios de mujeres, los cuales se han potenciado en un 200% entre 2007 y 2018.
El aumento dramático de violencia contra las mujeres se da por condiciones de género, no por contextos violentos per se, concluyó el Dr. Miguel Calderón Chelius. Ellas reflexionan Como actividad complementaria, estudiantes de la IBERO Puebla conformaron un panel para exponer y dialogar algunas perspectivas en torno al papel de la mujer en diferentes escenarios y las cuentas pendientes por parte de autoridades, empresas y sociedad civil.
Al explorar la importancia de hablar sobre desigualdad de género, las alumnas coincidieron en que las investigaciones y documentación no se están llevando a cabo adecuadamente.
Además, reconocieron que el concepto mismo aporta a visibilizar una problemática integral que ha de ser abordada desde múltiples disciplinas y ejes del conocimiento.
De igual manera, dedicaron un espacio a reflexionar sobre cómo las mujeres forman parte fundamental del sistema económico de nuestro país, siendo como ejemplo clave el Paro Nacional del #9M. “Lucho para que las próximas generaciones no sientan lo que yo siento en este momento”.
Durante las exposiciones individuales, Grecia Camacho Domínguez, estudiante de Ciencias Políticas y Administración Pública, reflexionó sobre las relaciones de poder: “Las mujeres han estado sujetas a una relación de poder violenta que ha durado por siglos.” Indicó que la forma en que la globalización ha afectado a los países periféricos es distinta a los del centro.
Desde su experiencia en temas de movilidad, Lizet Mejorada Barrios, estudiante de Literatura y Filosofía, encontró la relación entre las tareas de la mujer, relacionadas con labores de cuidado, y la cantidad de viajes que realizan, principalmente en transporte público. En contraste, los hombres suelen viajar exclusivamente al trabajo y de vuelta.
Sobre el comportamiento empresarial, Candelaria María Borrillo, estudiante de Economía y Finanzas, informó que una décima parte de las mujeres ocupan puestos ejecutivos en las empresas.
Aunque mínimas, estas cuotas, dijo, se presentan como un mensaje de falsa inclusión.
Durante el cierre, Lizbeth Díaz Cruz, estudiante de Relaciones Internacionales, refirió uno de los proyectos del Observatorio de Salarios, el cual consiste en una reestructuración de la canasta básica que contemple los electrodomésticos y el trabajo no remunerado. De igual manera, ahondó en el hecho de que las mujeres campesinas, pese a ser quienes trabajan el campo, no son dueñas de las tierras.