Aquellos pacientes jóvenes que enferman de gravedad por razones desconocidas y aparentemente al azar pueden tener factores de riesgo invisibles.
La epidemia causada por el SARS-CoV-2 afecta a la gente de manera muy diferente: el mismo patógeno es mortal para algunos y totalmente asintomático para otros. La edad y el estado de salud general parecen ser decisivos en la mayoría de los casos, pero no en todos. Un inmunólogo revela una causa que también podría estar detrás de estas diferencias.
La predisposición genética puede ser el factor responsable por el hecho de que algunos pacientes enferman con coronavirus de gravedad y otros, no. Es lo que afirma el inmunólogo francés Jean-Laurent Casanova en una entrevista con el periódico Le Monde.
Casanova observó que las formas graves de enfermedad e incluso los casos mortales también se registraban en niños, adolescentes y adultos relativamente jóvenes. Alrededor del 80% de las personas que mueren por coronavirus tiene 65 años o más, pero los datos publicados por los Centros para la Enfermedad y la Prevención de EEUU el mes pasado revelaron que casi el 40% de los pacientes hospitalizados por coronavirus son adultos jóvenes o de mediana edad.
«Así que no estamos hablando aquí de dos factores de riesgo principales: la avanzada edad y las enfermedades crónicas. Estos casos inexplicables indican la existencia de factores genéticos que afectan a la respuesta al virus», explicó el inmunólogo.
Casanova cree que aquellos pacientes jóvenes que enferman de gravedad por razones desconocidas y aparentemente al azar pueden tener factores de riesgo invisibles, llamados errores innatos de inmunidad.
En su opinión, el paciente puede tener una vulnerabilidad a la infección en sus genes que no se manifiesta de ninguna manera antes del contacto con el virus, pero que luego conduce a una forma grave de la enfermedad.
«La idea de que las enfermedades infecciosas tienen una base genética fue demostrada por estudios genéticos clásicos entre 1905 y 1945. La pregunta que quedó sin respuesta fue la arquitectura molecular de esta predisposición. Desde 1985, y más aún desde 1996, nosotros y otros equipos científicos hemos identificado numerosas alteraciones genéticas que pueden explicar la predisposición a infecciones graves, como la encefalitis por herpes y formas graves de tuberculosis y gripe», explica Casanova.
Ahora, el médico está reclutando a personas jóvenes y a adultos que se hayan curado del COVID-19 para investigar su genoma.