“Hacer deporte al aire libre tiene efecto preventivo sobre la aparición de la miopía, no por el deporte en sí, sino por las condiciones lumínicas en las que se hace”, afirman expertos.
La miopía es un problema de la vista con un componente genético muy importante sobre el que no se puede actuar, sin embargo, también existen factores ambientales en los que se puede intervenir para evitar que los niños desarrollen este problema visual con la edad. Uno de ellos es el deporte, concretamente el que se practica al aire libre.
La miopía es cada vez más frecuente en España y en Europa. Aunque no hay estudios concluyentes “se estima que en edades comprendidas entre los 5 y los 7 años aproximadamente un 20% de los niños son miopes y en edades universitarias este porcentaje se dispararía a cerca del 50%”, según informa a CuídatePlus, Juan Gonzalo Carracedo Rodríguez, doctor en Optometría del Colegio Nacional de Ópticos-Optometristas.
Se trata de cifras muy elevadas pero que podrían incluso ser mayores ya que, según datos de la Asociación Visión y Vida en base a un estudio realizado en 2018 sobre 6.000 personas, el 64,6% de los niños entre los 8 y los 15 años tendría miopía.
Es más, «sólo 1 de cada 4 disfruta de una buena visión», apunta Fabio Delgado, director óptico de Cottet. Asimismo, «en el caso de la generación de nativos digitales se prevé que, si estas miopías siguen desarrollándose sin un control, en muchos casos, llegarán a niveles de riesgo, siendo potenciales causas de patologías en la etapa adulta», advierte el experto.
Y es que, «la miopía se considera hoy por hoy un factor de riesgo para la aparición temprana de cataratas o el desarrollo de glaucoma, que no presenta síntomas hasta que se ha perdido un 40% del campo visual y es irrecuperable», lamenta Delgado.
Lo que sí es una realidad es que la incidencia ha aumentado en los últimos 50 años. Uno de los factores que se asocia a este aumento, según apunta Gonzalo Carracedo Rodríguez, “son los cambios en los hábitos de vida, con un menor tiempo de exposición a la luz solar y un mayor tiempo de dedicación a las tareas de visión cercana”.
«7 de cada 10 jóvenes realiza actividades en espacios abiertos durante menos de una hora al día y la mitad utiliza su móvil entre 4 y 8 horas al día», señala Delgado.
“La mitad de los jóvenes utilizan el móvil entre 4 y 8 horas diarias y no descansan ni llevan a cabo una buena higiene visual”, advierte Encarnación Ibarra, directora de la Unidad de Oftalmología del Hospital Universitario Reina Sofía, en Córdoba. Algo que repercute negativamente en la vista de los más pequeños.
Para contrarrestar este efecto y para que su sistema visual se desarrolle satisfactoriamente, “los menores deberían pasar tres horas al día realizando actividades al aire libre, ya que el aumento de horas en espacios de interior, sin recibir luz solar, hace que las tasas de deficiencias visuales, como la miopía, no dejen de aumentar drásticamente”, recuerda el experto del Colegio de Ópticos–Optometristas.
Además de los juegos al aire libre, Ibarra cree que sería interesante acompañar estos consejos con un uso limitado de dispositivos móviles, tabletas y ordenadores que deberán estar a una distancia mínima de 60 cm y con descansos cada 20 minutos para relajar la visión.
¿Qué beneficios tiene el deporte?
Aunque el deporte en sí no se considera un factor de prevención, el tiempo que se pasa al aire libre sí lo es. “Hacer deporte al aire libre tiene efecto preventivo sobre la aparición de la miopía, no por el deporte en sí, sino por las condiciones lumínicas en las que se hace”, afirma el experto.
De hecho, según detalla, diversos estudios han demostrado que “la luz del sol es capaz de aumentar la concentración en la retina de una hormona llamada dopamina, que está involucrada en el proceso de desarrollo del globo ocular”. Este aumento de concentración, continúa explicando, “previene el crecimiento excesivo del globo ocular y, por tanto, la aparición de la miopía”.
En base a esto, se puede concluir que hacer ejercicio al aire libre “podría retrasar la aparición de la miopía y que, a la larga, se reduzcan los riesgo de padecer patologías asociadas a la miopía que tendrían un efecto negativo sobre la visión”.
En el caso de los niños que ya tienen miopía el hecho de hacer deporte al aire libre “les lleva a una disminución del esfuerzo en tareas de visión próxima y, por tanto, les ayuda a prevenir la progresión de este problema visual”, según el experto del Colegio Nacional de Ópticos–Optometristas.
Según Alex Cottet, vicepresidente de Cottet, «hay varios estudios que indican que hacer deporte al aire libre mejora nuestra calidad visual y ayuda a prevenir e incluso evitar desarrollar la miopía». Además, el deporte, afirma, «nos ayuda a todos a mejorar nuestra motricididad y la relación entre ojo-manos y ojo-pies».
También es importante señalar que, por contra, los problemas de refracción en la infancia (miopía, hipermetropía y astigmatismo) “tienen consecuencias para la práctica deportiva, debido a la mala agudeza visual, los defectos de la visión binocular y la falta de coordinación”, tal y como señala Ibarra.
Esto, asegura la experta, “dificulta la integración visual motora del niño y la coordinación con las diferentes partes del cuerpo, provocando que el niño tropiece y caiga con facilidad o que tenga falta de destreza o dificultades para golpear o recoger una pelota”. Por ello, la experta aconseja que “ante cualquier signo de alerta que se detecte en el niño se deberá acudir al pediatra que, en caso necesario, lo derivará al oftalmólogo”.
En cuanto a los deportes más recomendables para la vista, Delgado señala que «cualquier actividad deportiva diaria es una forma magnífica para la prevención de la miopía en los niños».
Por su parte, Gonzalo Carracedo Rodríguez menciona “aquellos que requieran de habilidades visuales dinámicas, como el tenis o el baloncesto, que ayudarán a mejorar las capacidades visuales binoculares”.
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