El director General del Instituto Nacional de Ciencias Penales impartió una conferencia en la Facultad de Derecho de la BUAP.
Ya no podemos decir que somos abogados y que regulamos la conducta de la gente, si no entendemos de genética, psicología evolutiva y neurociencia; por ello, el Derecho debe transformarse en un área multidisciplinaria, con programas de estudio que aborden estos campos del conocimiento, expresó Gerardo Laveaga, titular de la Dirección General del Instituto Nacional de Ciencias Penales.
Durante su conferencia Neurociencia: la nueva frontera del Derecho, impartida en el auditorio de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales (FDSC), dio a conocer que son cinco disciplinas las que están revolucionando el conocimiento jurídico: la neurociencia, la ciencia cognitiva, la genética del comportamiento, la psicología evolutiva y la epigenética, áreas que los abogados deben comenzar a tomar en cuenta para comprender la conducta humana y cómo estas incidirán, a futuro, en en el desarrollo de los juicios.
“Es demagogia pura pensar que el Derecho va a solucionar un problema que está en el cuerpo humano”, expresó ante estudiantes y docentes de la FDCS, a quienes señaló que más allá de causas externas, los suicidios se desencadenan por la falta de serotonina, sustancia que produce el intestino grueso. Otra, dijo, es la dopamina, cuya inexistencia genera un estado de infelicidad. Hay dos sustancias que se ha probado que son muy efectivas para generarla: heroína y cocaína.
Dichas sustancias tienen un efecto en el núcleo accumbens para producir la dopamina durante un tiempo determinado, antes de tener una recaída. “Lo ideal es que esta se produzca de manera natural”. En su opinión, en un futuro la lucha contra las drogas no la van a ganar los mejores policías, ni fiscales, jueces valientes o magistrados comprometidos, sino la farmacología a través de pastillas de bajo costo que generen la dopamina y hagan sentir bien a las personas.
Esto traerá retos cada vez más grandes para el Derecho. Gerardo Laveaga aseveró que en el futuro no será posible prescindir de la información biológica y los jueces no serán abogados, sino químicos o farmacólogos. Una sentencia legal contra un asesino, dijo, podría no ser una solución, sino que este sea rehabilitado mediante el suministro de las sustancias que le hacen falta a su cuerpo -como dopamina, o un problema con la amígdala, por ejemplo- y por lo cual cometió el delito, de modo que una vez rehabilitado reingrese a la sociedad. Para ello serán necesarias nuevas políticas públicas, cambios en los sistemas jurídicos y un replanteamiento de los derechos humanos.
Finalmente, destacó que hoy se avanza en el entendimiento de la conducta humana y en unos 30 años habrán los suficientes datos para establecer las acciones pertinentes.