Aunque no se vislumbra una recesión, la economía mundial no está pasando precisamente por su mejor momento.
La deuda global alcanzó un récord histórico de US$253 billones. ¿Tenemos que preocuparnos?
Una década de bajas tasas de interés ha facilitado el crédito a gobiernos, empresas e individuos, empujando el endeudamiento a un gigantesco nivel equivalente a un 322% del Producto Interno Bruto (PIB) global.
Y en el actual contexto económico, está en camino de seguir creciendo, según una investigación del Instituto de Finanzas Internacionales (IIF, por sus siglas en inglés), una asociación mundial de instituciones financieras con sede en Washington.
El récord fue impulsado principalmente por los préstamos adquiridos por gobiernos y empresas no financieras. El problema es que cuanto más altos son los niveles de endeudamiento, mayor es el riesgo de incumplimiento en cualquier entorno económico que se torna más difícil.
Y aunque no se vislumbra una recesión, la economía mundial no está pasando precisamente por su mejor momento. Las expectativas de crecimiento para 2020 son modestas, situándose alrededor de un 2,5%, bajo el supuesto de que no habría una escalada de fricciones a nivel comercial ni geopolítico.
En este contexto, el Banco Mundial advirtió a comienzos de enero sobre el riesgo de una nueva crisis de deuda global, instando a los gobiernos y bancos centrales a reconocer que las tasas de interés históricamente bajas pueden no ser suficientes para compensar otro colapso financiero generalizado.
El análisis se basa en que en los últimos 50 años se ha producido cuatro oleadas de acumulación de deuda.
La última, que comenzó en 2010, muestra «el aumento más grande, más rápido y más amplio» en el endeudamiento global desde la década de 1970.
Y un dato que no es muy alentador es que las tres olas anteriores terminaron con crisis financieras que afectaron a muchas economías en desarrollo y emergentes.
«La historia de las olas pasadas de acumulación de deuda muestra que éstas tienden a tener finales infelices», escribió Ayhan Kose, director del Grupo de Perspectivas del Banco Mundial.
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