A lo largo de las cuatro décadas de trabajos arqueológicos en la zona sobre la que antes se erigía Tenochtitlan los científicos se hicieron con más de 200 ofrendas.
Los arqueólogos llevan excavando bajo los cimientos del Templo Mayor desde hace más de 40 años, pero ahora están más cerca que nunca de dar con los restos del tlatoani.
El último hallazgo fue una ofrenda al dios de la guerra del pueblo azteca, Huitzilopochtli. El regalo estaba formado por dos aves de presa adornadas con joyas y una lanza, todo de oro, y unos escudos. No es la primera ofrenda que se encuentra en el Templo Mayor: durante 2019 ya se han encontrado otros dos objetos del mismo tipo.
En total, a lo largo de las cuatro décadas de trabajos arqueológicos en la zona sobre la que antes se erigía Tenochtitlan los científicos se hicieron con más de 200 ofrendas, entre ellas, 12 águilas reales, siete lobos, siete leones de montaña, dos jaguares y dos halcones. La mayoría de estas ofrendas estaban dedicadas el dios de la guerra.
Vista la importancia que tenían las campañas militares para la expansión del imperio azteca, no es sorprendente que hubiera tantos obsequios a Huitzilopochtli. Prueba de ello es el hecho de que los objetos encontrados en las tres excavaciones provenían de distintas partes del imperio, lo que indica que hubo una buena conexión comercial bajo el dominio azteca.
Algunos expertos, incluidos los anteriores jefes del proyecto arqueológico, López Luján y Eduardo Matos Moctezuma, opinan que en estas instalaciones podrían encontrarse los restos de los tlatoani Ahuítztol, Axayácatl o Tízoc. En caso de ser cierto, estos hallazgos tendrían una importancia histórica, puesto que hasta ahora no se han encontrado los restos de ningún gobernante azteca.
Sin embargo, es difícil ponerle fecha al descubrimiento de los tlatoani porque estudiar cada nueva ofrenda puede durar meses e incluso años.