Como buena fiesta- la Noche del Grito – en casa era ocasión para preparar una buena comilona, y ésta era de la preferida de todas en el año, entre los hermanos y primos.
@priesca1
Arrancaba septiembre y este mes era sinónimo de fiestas; empezaba con el cumpleaños de papá, seguían las fiestas marianas del 8 y la obligada visita familiar al Santuario de los Remedios en Cholula y la que más nos emocionaba: la Noche Mexicana del 15.
Como buena fiesta- la Noche del Grito – en casa era ocasión para preparar una buena comilona, y ésta era de la preferida de todas en el año, entre los hermanos y primos: había que preparar pozole y toda clase de antojitos. Pero había uno en especial, que asocio todavía con cualquier aguacero poblano septembrino: el chileatole de la bisabuela Valito.
Chileatole de las palabras en náhuatl – chilli – y – atolli – debe ser al antojito más cercano a la comida prehispánica, que todavía se consume en la Ciudad de Puebla. En varias comunidades del centro del país, se prepara con algún tipo de carne o pollo; incluso en Orizaba, Veracruz lo he comido con camarones; pero en nuestra Ciudad, siguen siendo muy pocos los ingredientes de este tradicional platillo, propio de las húmedas tardes frías: sólo atole de masa, chile serrano verde, guías de calabaza, hojas de epazote y tiernos granos de elote. Nada más. Y un solo sorbo es suficiente para elevarte a un universo de recuerdos de niñez, donde la bisabuela te lo servía en jarritos de barro, muy caliente, en tardes de septiembre de aguacero cerrado.
Camino por la 16 de septiembre, del Parque del Carmen al Zócalo, con mi paraguas abierto, en medio de una pertinaz lluvia y busco una sola cosa: un zaguán de alguna casa antigua, en donde vendan chileatole, para atajar el frío de la tarde. Eran famosos los que vendían frente a La Mansión Clerical de San Juan Nepomuceno, sobre esta misma calle, entre 15 y 13 poniente. Frustrado de no encontrar, me encamino al Parque de Santa Inés, en la esquina de la 9 poniente y 3 sur, frente a La Concordia, pero de momento recuerdo que la seño María Luisa sólo está por las mañanas.
Temprano, me encamino al Mercado 5 de Mayo – de la 18 poniente – a comprar lo necesario para prepararlo. El ingrediente que más trabajo me cuestan encontrar, son obviamente, las humildes guías de calabaza, pues no son de cultivo extensivo, sino de la Milpa tradicional del Valle de Puebla – Tlaxcala. Ello denota no sólo, que ya muy pocos ‘propios’ siguen llegando a nuestros Mercados – como se les llama a las personas que cultivan ellos mismos sus productos en huertas familiares, y que luego comercializan – sino también, el muy reducido consumo de ingredientes verdaderamente tradicionales en nuestra Ciudad.
Charlemos más de Gastronomía Poblana y ¡‘’a darle, que es Mole de Olla’’!
#tipdeldia: en los mercados de la Ciudad de Puebla se comercializan todos los ingredientes para el Chileatole; si no encuentran las guías de calabaza, pueden sustituirlas por hojas de rábano fresco; la masa de maíz nixtamalizada la encontrarán en la tortillería de su confianza 😉