La relación comercial entre las tres potencias de América del Norte enfrenta un nuevo periodo de incertidumbre y reevaluación, pues el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, puso sobre la mesa la posibilidad de que el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) no sea renovado en su forma actual, sugiriendo que el acuerdo podría dejarse expirar o ser sustituido por un nuevo pacto.

Estas declaraciones surgen en un momento crítico, coincidiendo con el inicio de las audiencias públicas organizadas por la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos (USTR), un paso indispensable para la revisión conjunta del tratado programada para el 1 de julio del próximo año. Durante un encuentro reciente con la prensa, el mandatario estadounidense fue consultado sobre la vigencia y el estado actual del acuerdo.

La respuesta de Trump fue directa respecto a los plazos, señalando que el T-MEC vence en aproximadamente 1 año, y abrió la puerta a dos escenarios: permitir su caducidad o negociar un nuevo marco jurídico con sus vecinos del sur y del norte.

La postura de la Casa Blanca se fundamenta en la percepción de que los socios comerciales han obtenido ventajas desproporcionadas en la relación bilateral.

Según el presidente, tanto México como Canadá se han beneficiado de condiciones que él considera desfavorables para la economía estadounidense, una situación que atribuyó no a la malicia de los países socios, sino a la gestión de administraciones anteriores en Washington, a las que responsabilizó por la actual deuda nacional de 38 billones de dólares.

Mientras el discurso político se centra en la posibilidad de una ruptura o renegociación total, el proceso técnico sigue su curso en las oficinas del USTR.

La audiencia pública, que se extenderá hasta el viernes, tiene como objetivo recopilar información vital para que la administración defina su postura oficial de cara a la revisión de 2026. La magnitud del interés en este proceso es evidente, pues se han recibido más de mil 500 comentarios por escrito y está prevista la intervención de aproximadamente 150 expertos y representantes sectoriales. Los temas a tratar son estructurales y abarcan desde las reglas de origen y normas laborales hasta el contenido digital, la regulación ambiental y la resiliencia de las cadenas de suministro.

Sin embargo, la narrativa en las audiencias presenta un contraste con la retórica de cancelación. Durante el primer día de sesiones, los líderes del sector agrícola estadounidense enfatizaron la interdependencia económica de la región. Para estos grupos, el T-MEC no es un lastre, sino una herramienta esencial que ha permitido la expansión de ingresos y la estabilidad de los mercados. Los testimonios recogidos, citados por medios como la CBC, dejan ver una profunda preocupación por el retorno de políticas arancelarias agresivas.

Dave Walton, secretario de la Asociación Americana de la Soya, advirtió sobre las consecuencias directas de imponer aranceles al acero, aluminio y autopartes provenientes de México y Canadá. Su análisis sugiere que tales medidas no ocurren en un vacío, sino que invitan a represalias comerciales inmediatas, donde los productores de soya estadounidenses suelen convertirse en el objetivo principal de las contrapartidas arancelarias, poniendo en riesgo su viabilidad económica.

Con información de Tribuna

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