Que la peculiar acción, del hombre que luce desaliñado, con ropas roídas y sin calzado, fue estimulado por personal del Congreso del Estado.


Extraordinaria escena (que podría servirnos de ejemplo), se registró en la ciudad capital de Tlaxcala, cuando un hombre -en situación de indigencia- con bolsa en mano, se dedico a recolectar los desechos sólidos que «adornan feamente» los jardines de la Plaza Juárez.

Lo anterior ante la mirada de extrañeza de quienes diariamente conviven en ese espacio público que a últimas fechas se ha observado descuidado, probablemente originado por la desatención de las autoridades; pero más por el descuido de la gente.

Reconocer también que la peculiar acción, del hombre que luce desaliñado, con ropas roídas y sin calzado, fue estimulado por personal del Congreso del Estado, quienes entregaron al hombre una plato con comida la que engulló de manera acelerada.

Ambos gestos indudablemente nos hacen reflexionar, en que hay personas que posiblemente lo único que necesitan, es una oportunidad para recuperar su vida, ser productivos y benéficos a la sociedad.

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