Sólo 28.000 personas viven en la región de Ridgecrest. Pero los sismólogos advirtieron que el área podría registrar hasta 30.000 réplicas en los próximos seis meses.

Las autoridades del sur de California expresaron alivio el sábado de que los daños y heridos no fueron tan graves como se pensaba después del sismo de magnitud 7,1 que sacudió la región, pero expresaron preocupación por la posibilidad de réplicas fuertes en los próximos días y semanas.

No se reportaron lesionados graves tras el sismo del viernes, el de mayor intensidad en la región en los últimos 20 años, que remeció una franja que se extiende desde Sacramento hasta México, y que dio pie a la evacuación de una base de la Marina Armada en el desierto de Mojave.



El sismo se registró a las 8:19 de la noche con epicentro a 18 kilómetros (11 millas) de Ridgecrest, la misma área donde apenas un día antes hubo otro sismo de magnitud 6,4. Dejó edificios cuarteados y en llamas, caminos dañados, ferrovías obstruidas y fugas en tuberías de gas y agua.

Los pocos daños se debieron principalmente a lo remoto del epicentro. Sólo 28.000 personas viven en la región de Ridgecrest. Pero los sismólogos advirtieron que el área podría registrar hasta 30.000 réplicas en los próximos seis meses.

April Hamlin, originaria de Ridgecrest, dijo que “ya estaba en vilo” cuando se presentó el segundo sismo. Ella y sus tres hijos pensaron que se trataba de otra réplica

“Pero empezó a sentirse más fuerte”, relató. “La televisión se cayó y quedó colgada del cable. Escuchamos cómo se rompía. Escuchamos vidrios rompiéndose en otras habitaciones, pero lo único que pudimos hacer fue quedarnos donde estábamos hasta que terminó”.

Dada la posibilidad de réplicas y de que las temperaturas alcancen los 38 grados Celsius (100° Fahrenheit) en los próximos días, las autoridades tomaron precauciones.



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