La dimisión de Tonatiuh Guillén confirma el giro de López Obrador hacia una política más dura ante las exigencias de EE UU de frenar el flujo migratorio desde Centroamérica.

México logró esquivar la amenaza de una guerra comercial con Estados Unidos con un acuerdo de último minuto.

La crisis más profunda entre ambos países de los últimos años ha centrado los esfuerzos del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador en contener el éxodo de migrantes desde Centroamérica, concretar un despliegue sin precedentes en la frontera sur y conseguir resultados que mitiguen los embates de Donald Trump.

Pero en el último capítulo de las tensiones bilaterales y justo cuando las exigencias desde la Casa Blanca se agudizan, el máximo encargado de aplicar la política migratoria del país, Tonatiuh Guillén, ha decidido hacerse a un lado y los problemas para el Ejecutivo mexicano no cesan.

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